José Luis Sánchez rueda en Los Gallardos el corto 'Güisqui, mujeres y baño, una vez al año'

La cinta se grabó a mediados de septiembre en el municipio del Levante almeriense

D. Martínez / Los Gallardos

21 de septiembre 2009 - 05:00

José Luis Sánchez, un enamorado del cine que vive en Garrucha, acaba de rodar su segundo cortometraje en Los Gallardos. El título de la cinta es Güisqui, mujeres y baño, una vez al año. Se rodó en la segunda semana de septiembre en Los Gallardos.

El guión, director, productor e interprete es José Luis Sánchez (Joelius). Luis Campoy ha sido el ayudante de dirección (control) y Encarna Mouro, ayudante de dirección (artística). En el reparto junto a José Luis Sánchez también participa Enrique Metola, Ran Chaparro, Susana Paz y José Antonio Olmedo.

Güisqui, mujeres y baño, una vez al año, es el título de ésta historia un tanto absurda, en la que dos tramperos después de una larga temporada de caza en la montaña vuelven al mundo civilizado.

Su primera parada será, como siempre, el salón del viejo Johnny el Rata, lugar bastante perdido y aislado, donde siempre han hecho lo mismo: primero, emborracharse; después, irse a la cama con la más vieja de turno, la única que había y les aguantaba y además borrachos ellos y, finalmente, recibían un baño, eso sí, en el pilón de las bestias y a la fuerza. Pero esta vez, todo iba a ser diferente.

El relato filmográfico se inicia con una serie de planos de los tramperos (Enrique Metola y José Luís Sánchez, "joelius") bajando de las montañas, para encontrarse inesperadamente ante dos jóvenes a la puerta del salón. Una es india (Ran Chaparro), y otra mejicana, (Susana Paz), salón que ellos suponían que era el de su amigo Johnny pero que ahora está irreconocible.

Y no tardarán en comprobar los cambios en sus propias carnes pues las dos chicas les enseñarán, muy a su pesar, las nuevas normas de la casa.

Ellas, que no quieren otra cosa que las pieles que llevan los tramperos, algo normal pues ¿qué pueden querer dos jóvenes bellezas de dos viejos desgraciados y gruñones que sólo tienen pieles?.

El caso es que no les permiten el acceso al salón ni a beber güisqui o cerveza, sin que antes se hayan aseado, baño en el nuevo pilón, por supuesto, y hayan acatado, a la fuerza eso sí, las nuevas reglas de la casa, tema que da para numerosos equívocos y situaciones un tanto surrealistas.

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