Manolo Escobar muestra parte de su colección de pinturas en Alcobendas

El cantante almeriense asegura que ha sido su gran pasión, junto a la música, a la que lleva dedicado más de 60 años · El artista comenzó su colección, compuesta por unas 1.000 obras, hace 50 años

Manolo Escobar muestra parte de su colección de pinturas en Alcobendas
D. Martínez / Almería

25 de junio 2012 - 05:00

Manolo Escobar es un personaje público, admirado y querido, y sobre todo, conocido por sus facetas como cantante y actor. Sin embargo, lo que no todo el mundo conoce es su amor por el arte y su magnífica colección de pinturas. Ahora, se puede disfrutar de parte de esa colección en el Centro de Arte Alcobendas, donde se expone Una mirada española: Manolo Escobar coleccionista.

La exposición es una selección con 134 obras de las más de mil que posee la colección. 132 cuadros y dibujos y 2 esculturas. Básicamente se trata de un compendio del arte español del siglo XX, con alguna inserción de autores europeos y americanos.

Manolo Escobar compró su primer cuadro en los sesenta y no paró sus adquisiciones hasta hace unos años, por lo que se pueden ver obras de todas las décadas y movimientos desarrollados a lo largo de la historia del arte español del siglo XX.

La exposición está dividida en 7 apartados ideados y seleccionados por Juan Manuel Bonet y el propio Escobar. Así, se pueden ver obras de Tapies, Chillida, Barceló, Vázquez Díaz o Juan Genovés, entre muchos otros.

Juan Manuel Bonet apunta que "se trata de una colección, sobre todo, rica en piezas de las tres últimas décadas del siglo XX y en sorpresas respecto de las décadas anteriores, tanto el 98 o las primeras vanguardias, como la generación del 50. Una colección que Manolo Escobar ha ido comprando en galerías o directamente a los artistas.

Manolo Escobar explica en el catálogo de la exposición que "mi colección no es, ni más ni menos, que el fruto de una pasión. Una pasión casi siempre compulsiva y las menos veces reflexiva. Nunca pretendió ser una inversión, aunque afortunadamente ha terminado siéndolo. Me dejé aconsejar por aquellos profesionales que, desde la amistad contraída, pudieron hacerlo por la comprensión que sentían hacia el amigo que vivía esa pasión más allá del raciocinio".

Escobar hace referencia a los siete pecados capitales en dicho catalogo de esta gran exposición subrayando sobre la envidia que "no sé si existe eso que llaman la envidia sana, pero sea sana o simplemente envidia sin más, difícilmente habrá coleccionista que no la haya sentido en al menos una ocasión. Yo la recuerdo perfectamente. Fue en el año 1984, en un momento clave de mi vida profesional".

"Acababa de firmar un contrato con RCA por 10 años, y su Presidente en España, Ramón Segura, me explicaba la grandeza de esa Gran Compañía, y yo, como en una nube, no veía ni royalties, ni producciones, ni repertorio. Yo sólo envidiaba el Antonio López que Ramón poseía y que yo pensaba para mis adentros: ¡Te lo cambiaba ahora mismo por Mi Carro!", cuenta Escobar.

Con respecto a la gula, el cantante almeriense apunta que "lógicamente uno no se come los lienzos, al menos no más allá de hacerlo con la vista, pero en La Divina Comedia de Dante se explicaba la gula como el exceso de querer más y más de manera irracional".

"No había exposición que visitase y de la que fuera capaz de salir sin adquirir alguna obra. Y casi siempre más de una. Llegué a pasar una cantidad fija mensual a varias galerías para asegurarme la adquisición de obra. Cantidades que muchas veces salieron de pólizas de crédito que gestioné únicamente con ese fin. Era un enfermo de mi pasión, y hasta tal punto llegó mi gula por la pintura, que tuve a modo de programa de desintoxicación, que obligarme a dejar de comprar durante dos años", recuerda.

"Nunca he sido un coleccionista ordenado, ni disciplinado, hasta el punto de que actos de dejadez y pereza pueden haberme hecho perder obras adquiridas. La fatal desaparición de Salvador Riera acabó significando, por mi pereza, la no recuperación de un Middendorf y de dos Setién", explica Escobar cuando se refiere a la pereza.

"Hay que ser muy atrevido para quitarle de las manos a un coleccionista una obra ya adquirida. Muy atrevido o muy inconsciente diría yo. Fue en Fernando Vijande, donde yo había adquirido un Miguel Ángel Campano precioso y que, en ausencia de Fernando, su ayudante vendió a otro comprador. Sí, lo lamento, pero fue ira lo que mostré. Fernando Vijande, con la «clase» que le caracterizaba, me regaló al llegar la Navidad, un dibujo de Juan Genovés a modo de desagravio", subraya el ejidense.

"La última vez que vi París, como si de una producción Hollywoodiense se tratase, pequé de lujuria. En mi habitual visita al Museo de Orsay le pedí a mi sobrino Gabriel, que me fotografiara junto a El origen del mundo de Gustave Courbert. Quienes conozcan el cuadro comprenderán que agradecí el hecho de que mi mujer ese día declinase la visita al museo y estuviera en el autobús turístico, pues no es la imagen que uno espera de un coleccionista de más de 70 años", cuenta.

Finalmente, Escobar habla de la avaricia. "El regateo se convirtió, en un momento dado, en una práctica habitual en mis adquisiciones, pero al menos esta vez que les refiero fue un error, un craso error. A principio de los 80 mi amigo Manuel Vicent me citó en su galería El coleccionista y me comentó que le vendría muy bien en ese momento venderme un Bores y un Juan Genovés queposeía".

"Fijó un precio y yo le regateé. Me comentó que no podía llegar hasta esa cantidad y me fui sin adquirirlos. Durante años me he arrepentido de no haber estado a su altura", concluye el coleccionista y cantante almeriense Manolo Escobar.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último