Las paredes y columnas del bar Pachamama rock son el lugar elegido por la fotógrafa Eva María Gutiérrez para compartir sus historias con las de la clientela de este legendario local de Mojácar playa. Los retratos congelados para siempre en las series que la autora ha elegido arrojan al exterior emociones, miedos, dudas... en las que cualquiera puede reconocerse, asociándolas a un pasaje de nuestras vidas. Basta haber estado dentro de una relación tóxica o haberse preguntado qué hay después de la vida, si es que hay algo.

Eva María ofrece un surtido, una selección muy cuidada para abrir boca y, también abrir mente. ¿Quién hubiera imaginado que un amor dañino puede quedar representado por una pareja, ella vestida de novia, con una pose de abrazo dulce y de entrega y él protegido con una máscara antigás?

La toxicidad del ambiente da protagonismo en la serie a ella en la primera imagen y a él en la segunda.

Sugerente también es el título de la serie que nos lleva a un cuento hacia el que todos hemos viajado: Caperucita Roja. “El lobo siempre será malo si solo escuchamos a Caperucita. Deslizando la mirada por las paredes del local, nos iremos encontrado con solución de continuidad a muñecas con la llave de dar cuerda a sus espaldas, a catrinas que nos inquietan por culpa de su miedo a la muerte, a feroces guerreros de la prehistoria retratados en alguna rambla de la provincia, a indios que nos recuerdan que Almería es una tierra de cine o al mismísimo rey Poseidon emergiendo en la playa de Los Cocedores.

Muy atractiva para el ojo es, también, la serie Vampiros: el desenlace, localizada en las ruinas del Palacio del Almanzora y en la que los modelos son Eduardo Sánchez y Almudena Gj, un guiño al cine de terror más clásico con una condesa que, también es vampiresa y un cazador que acaba siendo parte de un mundo más oscuro que el que le da, de origen, su propio atuendo y el espacio físico frío y neblinoso que le rodea.

La muestra de fotografías de Eva María Gutiérrez se puede ver en este espacio hasta el día 5 de mayo. La autora ya trabaja en otros proyectos que verán pronto la luz, siempre con la idea de expulsar sentimientos para que el ojo del espectador los reinterprete haciéndolos suyos.