María Lera presenta su espectáculo de danza contemporánea 'Garabato' en Clasijazz

María Lera es una joven almeriense que vive con mucha pasión la danza. María Lera Ramírez es su nombre de pila, aunque María Lera ya resuena en los carteles donde se anuncia. De hecho su gran espectáculo Garabato llega hoy viernes, 22 de julio a Clasijazz y mañana estará presente en Alma de Almócita.

Nacida en Murcia en 1992, cuando Sevilla celebraba la famosa Expo, María Lera estuvo hasta los ocho años viviendo en Murcia. Con cinco años empezó a tocar el piano, aunque bailaba desde muy pequeña, incluso cuando ya tenía un año. Sonaba la música y María Lera con su pañal ya se estaba moviendo.

“Empecé con el piano pero le pedí a mis padres que me quitaran. Estaba en un colegio de monjas, y me daba clase una monja coreana que tenía una gran disciplina. El caso es que confiaba tanto aquella monja en mí, que me sacaba de los recreos para tocar el piano, con lo cual para una niña de cinco años se quedaba sin recreo, y le pedí a mis padres que me quitaran”.

Luego llegaría la gimnasia rítmica a la vida de María Lera. “Me encantaba por la flexibilidad, pero no tenía alma aquello”, confiesa. “La danza la inicié en el colegio en el que estaba en Murcia haciendo danza clásica, danza moderna y flamenco. Con seis o siete años me encantaba y viví momentos preciosos”.

Con ocho años llega a Aguadulce y continúa con sus clases en el colegio Arco Iris y con sus clases de Danza llegando a estar en la Escuela Municipal de Música, Danza y Teatro de El Parador. En la Universidad de Almería estudia Psicología y hace un parón en sus estudios de Danza. “Lo pasé mal por la ansiedad, porque en el fondo me sentía frustrada. Yo quería entrar en el Conservatorio de Danza y hacer la carrera”, sostiene. Si en la adolescencia tenía mucha inclinación por el flamenco tras acabar la carrera de Psicología se centra en la danza contemporánea recibiendo clases de Keka Manzano.

Luego decide irse a vivir a París. “Estaba en un momento que necesitaba cambiar de aire, me estaba ahogando en Almería. Como dominaba el francés decido irme a París. Allí encontré un respiro, había mucha cultura y mucho artisteo y mucho teatro. Me inscribí en escuelas de danza y también me empezaron a interesar mucho las danzas africanas” recuerda.

“Allí aparte cuidaba niños y era feliz viviendo en un espacio muy pequeño”, señala. “Pasé el primer año y decidí continuar en París. Encontré trabajo de camarera en un bar de españoles” rememora. Al final, se viene de París teniendo en su mente muy claro que quería dedicarse a la danza.

“De París me fui a Madrid y comencé el Master de Artes Escénicas y me apoyó mucho mi familia. Fue un año maravilloso hasta que volví a Almería porque era difícil mantenerse allí. Tuve un momento de duda, ya que apareció una oferta de trabajo, que luego nunca salió. La oferta era trabajar como psicóloga desde las artes. No sé lo que pasó, pero nunca salió”, asegura.

En 2018 se instala definitivamente en Almería. “En ese momento decidí que iba a encontrar trabajo como psicóloga, para que me permitiera hacer lo que yo quería en la danza. Estuve de nuevo unos meses sin bailar y los nervios me comían. Estuve trabajando en la Cruz Roja en Motril y era la mediadora intercultural”.

“Con la llegada del confinamiento lo pasé muy mal, pero me di cuenta que tenía que darle un giro a mi vida. Saqué mucha valentía y decido volver a bailar, entrenar todos los días y poner en marcha todos los conocimientos que había aprendido durante años”.