María Pagés fusiona la belleza estética y técnica en su gran espectáculo 'Óyeme con los ojos'
La bailaora desplegó el viernes su personalidad en el Maestro Padilla ante el público
Pagés respira arte. María transpira flamenco. Y sobre el escenario del Auditorio Maestro Padilla, María Pagés inspiró el viernes un ejercicio de belleza técnica y estética, en el que desplegó su personalidad y sensibilidad, y compartió con el público el emocionante espectáculo Óyeme con los ojos, acompañado de un coro de 'olés' procedente del patio de butacas durante su creación y con intensos aplausos en la despedida.
Un cuadrado remarcado en el suelo es la frontera sobre la cual María Pagés despliega la cuidada coreografía. Sola ante su público, pero realmente acompañada por todos los asistentes, disfrutando de cada movimiento. En este monólogo al baile se rodea de seis músicos: chelo, violín, guitarra, voces y palmas, con los que dibuja bellas estampas. Porque el flamenco está evolucionando con artistas como María Pagés y ha pasado de unas austeras silla, guitarra y baile a dedicar a la escenografía la importancia que se merece.
En Óyeme con los ojos, la artista no solo desarrolla el baile, sino que ha sido la responsable de la dirección y coreografía de un espectáculo con una cuidada estampa, jalonada de detalles, y en el que juega con el blanco, negro, rojo y, sobre todo, con las luces, para crear una atmósfera ideal para narrar la vida e inquietudes de una mujer marcada por el baile y la coreografía, como vocación y profesión.
El nombre de la obra está recogido del poema Sentimientos de ausente de Sor Juana Inés de la Cruz, y Pagés lo plasma con escenas dramatúrgicamente muy marcadas en la coreografía y en la música.
Sobre el escenario del Auditorio Maestro Padilla, María Pagés se muestra innovadora en las coreografías, atrevida en la técnica, poesía y arte al mover los vestidos, emoción en las manos. Es, de nuevo, una de las protagonistas del baile flamenco contemporáneo.
La obra muestra a una artista que sabe expresar con pies, cuerpo y manos cada uno de los sentimientos de la protagonista. Vestida de negro, rojo… Y acompañada por Ana Ramón y Juan de Mairena al cante; José Barrios, acompañamiento y palmas; Rubén Levaniegos a la guitarra; Sergio Menem con el violonchelo; y David Moñiz con el violín.
El montaje, intenso, tiene momentos para el humor cuando la propia María se lanza a cantar y bailar con los músicos en una conversación propia de parada de autobús. 'Ay qué caló'. Muy divertido.
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