El año del éxito de la novela ‘Elevado el muro’ de Pepe Jesús Sánchez Marín

En los próximos días se cumple el primer aniversario de la presentación en la Librería Antonio Machado de Elevado el muro, de Pepe Jesús Sánchez Marín, un libro que habla de Almería, más concretamente de la vida y las gentes de un pueblo del Andarax hacia la mitad del siglo pasado.

El libro fue presentado también en la Librería Picasso de Almería, celebrándose al día siguiente un itinerario literario organizado por la Universidad Popular en el que participaron no menos de cuarenta personas. También ha servido como libro de referencia en un taller de lectura promovido por la Sala Navas Cultural de Madrid, habiéndose presentado también en los últimos meses en Barcelona y en La Fundación Centro de Poesía José Hierro de Getafe.

Un año de esfuerzos para dar a conocer un libro en prosa, aparentemente sencillo pero que guarda en sus capítulos diferentes hilos y capas que descubren la naturaleza característica de los pueblos del Andarax, mezcla de montes pelados, barrancos y huertos de naranjas. Cuenta la vida de personas, ritos y costumbres de aquella época, que siendo tan cercana, parece remota.

El personaje del libro, escrito en un lenguaje poético, vive inmerso en una sociedad que no entiende y a la que se somete porque saltarse la norma es peligroso. Ser diferente conlleva un gran riesgo y se debate entre el decir y el ocultar. Sus deseos van en sentido contrario a lo que regía la política de aquellos años que no permitía desviaciones.

Del mismo modo que el autor se debate entre las ganas de declarar su deseo y el silencio, el libro es una denuncia de la falta de libertad de ese tiempo, sin que solo eso constituya el eje del mismo.

Con la riqueza de su lenguaje, su exuberancia, incluso su desbordamiento, Elevado el muro abre a la riqueza del mundo y despierta la curiosidad. “Recreamos o aprendemos palabras como bulanicos, andorrear, azafate, tuera y tantas otras que, o rescatamos del casi olvido, o nos traen un mundo nuevo. El lenguaje es también lo que nos rodea. Por ello, tiene esta riqueza de realidades rurales y populares el valor de que, al nombrarse, salvamos a las cosas de su desaparición. Salvamos ese mundo, para que siga existiendo para nosotros”, sostiene el autor.

Por otra parte, es ésta una escritura sensual, atravesada por el cuerpo. Una sensualidad que se percibe por ejemplo a través de los olores. O se celebra panteísticamente con el cuerpo, una fusión del personaje principal del libro con esa naturaleza que le rodea.

No hay aquí impostura, un decir banal o artificioso, sino una atención al mundo en su profundidad, como un estado de gracia en el que quisiéramos quedarnos y permanecer allí en comunión, tanto con lo de dentro como con lo de fuera. Hay un decir fuera del marco de lo habitual, que intensifica la vida.

La escritura aparece aquí como construcción de la intimidad y la propia conciencia. Se inicia como un proceso alegre y de libertad. Hasta transformarse en un proceso de ahondamiento de la conciencia de sí y de visión de su propia realidad.

Es este un libro, en definitiva, que hablando de un lugar y un momento concreto, trasciende su época y el lugar en el que desarrolla la vida su personaje, hasta convertirse en una metáfora universal de la naturaleza humana y sus condicionantes.

“Elevado el muro” ha sido presentado entre otros por poetas y escritores como Luz Pichel, Juan José Ceba, Nora Catelli y prologado por Cristina Grisolia y Adan Kovacsics. La gracia del libro no es solo el rescate de la memoria de personajes y paisajes de los pueblos de Almería sino también el esfuerzo por meterse en la piel, en los sentimientos y dolores de algunas de aquellas personas que antecedieron.