'Toros de fuego' toman las calles de la localidad
La tradición sigue viva gracias a las nuevas generaciones que llenan el centro con carretillas espectaculares
Curiosidad y cierto temor se respira en el ambiente. La gente agolpada en las aceras y buena parte en los balcones, espera la llegada de los carretilleros. Jóvenes del pueblo y localidades colindantes que se enguten en gruesas ropas para no sufrir quemaduras por unas carretillas enormes que hacen las delicias de los pulpileños, sobre todo de los mayores que no recuerdan unas fiestas de San Miguel sin los afamados 'toros de fuero'.
Los antepasados de Pulpí contaban que no había ninguna fiesta de San Miguel que no saliera el tradicional 'toro de fuego' que con sus sorprendentes carretillas, atrae a vecinos de todos los alrededores.
Antiguamente era un hombre introducido en un armazón de cañas con carretillas en su exterior, que sorprendía a la gente y les hacia correr. Más tarde se cambió por un carro en el que van las carretillas y es llevado por los valientes ciudadanos o visitantes.
El toro de fuego podía considerarse muy identificativo en la fiesta que ha trascendido de generación en generación. Hace décadas, además del famoso toro de fuego también utilizaban voladoras; estas se ataban desde una cuerda desde el Ayuntamiento, en línea recta hasta la mitad de la calle por donde transcurre la carretera que atraviesa Pulpí y se les pegaba fuego, según se narra en la página web donde se explica cómo y cuando comenzó la tradición.
Se pretendía hacer el máximo "jaleo" en la calle principal para que se oyese entre los pueblos vecinos. Así pregonaban los pulpileños su gran fiesta llena de "sonoridad, alegría y ambiente popular".
El toro de fuego es un armazón de hierro con forma de arco, lleva un par de ruedas y un hierro alargado en forma de "T" se coge del terminal del hierro y es llevado normalmente por dos personas que lo pasean calle arriba y calle abajo, soltando de vez en cuando carretillas sorprendiendo a las personas que lo corren.
La gente para evitar que les sorprendan dichas carretillas corren de un lado a otro de la calle con un gran desasosiego, entre risas y cierto miedo a ser cogidos por este peculiar toro. Con el paso de los años el número de toros de fuego ha ido variando. En la década de los 60 se corría un solo toro el domingo de la fiesta. En 1983 se aumentó considerablemente. Desde el miércoles 28 de septiembre hasta el domingo día 2 de octubre se corren dos toros a las 24 horas.
El programa festivo del año 1984 aumentó el número de toros y en las fiestas de 1987 se sigue con la misma dinámica. La salida del toro suele realizarse desde cualquier rincón inesperado o desde la plaza de Abastos llevando los que portan ropa adecuada se visten con monos de trabajo, pantalones vaqueros, entre otras prendas, para evitar posibles quemaduras.
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