El escritor granadino Francisco Ayala fallece en Madrid a los 103 años
Mantuvo un estado de salud bueno hasta que hace pocos días comenzó a sufrir un empeoramiento físico generalizado
El escritor granadino Francisco Ayala falleció ayer en Madrid a los 103 años de edad, según informaron fuentes de la Fundación Ayala, desde donde se manifestó que Ayala "mantenía un estado de salud bastante bueno, hasta que, hace pocos días, comenzó a sufrir un empeoramiento físico generalizado que finalmente ha acabado con su vida".
Los restos mortales del célebre escritor fueron trasladados al tanatorio Parque de San Isidro de Madrid, donde fueron velados y posteriormente se procederá a su incineración en una ceremonia privada.
Francisco Ayala nació en Granada en 1906 y se trasladó a Madrid con 16 años para iniciar sus estudios universitarios, licenciándose en Derecho en 1929 por la Universidad de Madrid (la actual Complutense).
Ese mismo año, se trasladó a Alemania para estudiar Filosofía Política y Sociología y, ya de vuelta en Madrid, prolongó su carrera universitaria al doctorarse en Leyes. En 1933, accedió a la cátedra de Derecho Político y Municipal Comparado y no abandonó su puesto hasta el inicio de la Guerra Civil Española en 1936.
En su etapa universitaria, comenzó a desarrollar su expresión literaria, y a pesar de que sus primeras novelas están influenciadas por el realismo Tragicomedia de un hombre sin espíritu (1925) e Historia de un amanecer (1926), son la vanguardias artísticas de principios de siglo las que condicionaron su estilo y modelaron su literatura, El boxeador y el ángel (1929) y Cazador en el alba (1930).
Durante la II República, Ayala contribuyó a la formación del sistema legislativo del nuevo régimen después de aprobar las oposiciones a letrado de las Cortes en 1932. Dos años después, fue designado para ocupar la plaza de jefe de Administración Civil de tercera clase y oficial quinto de la Secretaría del Congreso de los Diputados.
En mayo de 1936, se desplazó a Hispanoamérica para participar en un ciclo de conferencias que le llevaría a viajar por Uruguay, Argentina, Paraguay y Chile; pero, después del alzamiento del ejército nacional el 18 de julio, abandonó esta labor y regresó a España para ponerse al servicio del Gobierno republicano.
Dos meses después de su regreso, el Ejército nacional fusiló a su padre, Francisco Ayala Arroyo, y a su hermano Rafael. Asimismo, Ayala se incorporó a su puesto de letrado de las Cortes y en noviembre pasó a formar parte de la Secretaría del Ministerio de Estado.
En 1937, abandonó la escritura de forma momentánea y fue enviado a Praga (actual República Checa) en misión diplomática. Un año después, regresó a España para incorporarse al Ejército republicano como soldado en la Comisión Topográfica del noreste del país.
Tras una etapa de estancia en distintos países en viajes diplomáticos, regresa a España donde publica el primer volumen de sus memorias Recuerdos y olvidos, 1982); ingresó en la Real Academia Española (1984); consolidó su presencia en la vida cultural del país mediante la publicación de artículos en diarios y se casó con la hispanista Carolyn Richmond, con quien mantenía una relación desde 1973.
Entre sus obras de ficción más reconocidas se encuentran La cabeza del cordero (1949), Los usurpadores (1949), Historia de macacos (1954), Muertes de perro (1958), El fondo del vaso (1962) El as de bastos (1963) y El jardín de las delicias (1971).
También cultivó el ensayo Introducción a las ciencias sociales (1952) y El escritor en la sociedad de masas (1956), entre otros.
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