El fantasma de las protestas sobrevuela la gala de los Goya

La actriz Concha Velasco protagonizó la velada con su Goya de Honor en una monótona ceremonia en la que la presentadora Eva Hache y otros invitados no dudaron en lanzar puyas al ministro de Educación y a la Casa Real

Concha Velasco recibió el Goya de Honor por su trayectoria en el cine.
Agencias Granada

18 de febrero 2013 - 05:00

La gran noche del cine español estuvo marcada desde el comienzo por la 'amenaza' reivindicativa que flotaba en el ambiente. Pero, si las sonrisas se pudiesen medir, la de Concha Velasco al recibir el Goya de Honor fue sin duda la más grande de todos los premiados y la actriz recibió el Goya de Honor bordando el papel de Concha Velaco.

La polémica por convertir la protesta social en la protagonista de la gala, como pasó en 2003 con la Guerra de Irak con Willy Toledo como protagonista , rondó por el ambiente desde la llegada de los actores. El más esperado era el siempre combativo Javier Bardem, que no dudó en señalar que "cualquier sitio es idóneo para reivindicar lo que sea necesario". "Lo que no es idóneo es hacer cortapisas, ni responder a una oficialidad. Si por algo hemos luchado es por la libertad de expresión", subrayó. José Coronado, que el año pasado recogió el premio al Mejor Actor, defendió que era la noche del cine español, "pero los actores no nos escondemos nunca y damos la cara cuando hay que darla". Por su parte, Eva Hache aseguró a su entrada al Hotel Auditorium que el guión no estaba "de espaldas a España". Después, ya en la gala, demostró que no hablaba en vano. El ministro de Educación, Cultura y Deportes, José Ignacio Wert, fue el primero en recibir sus dardos: "Buenas noches, ministro. ¿Qué tal la familia? No es una amenaza", dijo para continuar: "Le voy a decir solo una cosa: felicidades. ¿No se lo esperaba? Se lo dicen poco últimamente, no me extraña", prosiguió. Siguiente objetivo: la Casa Real, por su ausencia en la gala, y aprovechando que la sede donde se celebra la gala se llama príncipe Felipe, dijo: "Él va a los partidos de balonmano, con el daño que ha hecho el balonmano a esta familia, y aquí no viene".

Por su parte, Antonio de la Torre puso la crítica moderada: "No es que los actores seamos más de izquierdas que nadie. Pon el micro a cualquiera en la calle a ver si protesta" . Maribel Verdú también se mojó aunque la alfombra roja estaba a salvo de la pertinaz lluvia y se mostró a favor de las protestas. "Esto es una democracia,aunque no lo parezca", dijo.

"En estos tres años ha muerto mi padre en un hospital público donde no había ni mantas para taparle. He tenido un niño que no sé la educación pública que le espear", afirmí Candela Peña al recoger su Goya en el discurso más emotivo de la noche.

Hubo otros que protestaron quedándose en casa, como el actor Tristán Ulloa, que no acudió por su "disconformidad con las directrices" bajo las que se celebró este evento, aludiendo en sus explicaciones a las posturas del Gobierno y del presidente de la Academia, Enrique González Macho. Precisamente González Macho, pese a su mesura y llamadas a la calma de los últimos días, se desmarcó con un discurso directo: "El cine español no es ni de los de la ceja, ni de los del bigote ni de los de la barba, sino que pertenece a todos porque es un derecho de los ciudadanos", aseguró.

Iba a ser la noche más internacional de los premios pero finalmente sólo acudió Tom Holland, el niño mayor de Lo imposible, mientras Naomi Watts y Ewan McGregor faltaron a la cita además de Penélope Cruz, embarazada de su segundo hijo. Javier Bardem, siempre reacio a hablar de su vida privada, aguantó con una sonrisa las puyas de la presentadora: "Felicidades a Penélope, que está nominada por Volver a nacer y también va a estar nominada a "volver a parir", dijo.

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