Lectura colectiva del teatro de Agustín Gómez Arcos hoy en la Librería Picasso

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La actividad que será a las 19 horas esta coordinada por Ascensión Rodríguez y participan autores, poetas, escritores y gente del teatro

Agustín Gómez Arcos escribió 17 obras de teatro que ahora se han reunido en un volumen de 1.000 páginas.

La Librería Picasso acoge hoy martes, 28 de enero a las 19 horas la presentación y lectura colectiva de Teatro. Obra completa de Agustín Gómez Arcos. La obra ha sido editada por Cabaret Voltaire. El acto está coordinado por Ascensión Rodríguez, Choni y participan Ángel Arqueros, Ricardo Arqueros, Diego A. Alías, Pilar Barberá, Inma Barón, Juan José Ceba, Paqui Cortés, Francisco Escudero, María Carmen G. Galott, Elisa García-Lara, Gemma Giménez, Isabel Giménez Caro, Germán Guirado, Esther Jerez López, María Ángeles Martín Gallegos, Carmen Menéndez, Merche Murcia, Miguel Parra Uribe, Pepe Plaza, Eva Quereda, Taller de Teatro Jairán, Francisco Vargas, Gloria Zapata. Este encuentro servirá para recordar y reivindicar la figura de Gómez Arcos. Colaboran la editorial Cabaret Voltaire y la Universidad Popular Celia Viñas.

Se trata de una edición que recupera la dramaturgia del autor y la reúne en un único volumen. Mil páginas en las que se hallan diecisiete obras, en su mayoría inéditas, que en su momento fueron censuradas y llevaron al autor al exilio debido a su carácter revolucionario y desafiante.

Tras el éxito obtenido por las novelas de Agustín Gómez Arcos, Editorial Cabaret Voltaire publicaba su dramaturgia, reunida por primera vez en un solo volumen. Dos años de ambicioso y cuidado trabajo editorial han permitido que vea la luz un total de diecisiete obras, en su gran mayoría inéditas, que se encontraban hasta ahora dispersas en distintos archivos personales e institucionales.

Mil páginas de piezas desafiantes y revolucionarias que acabaron prohibidas por la censura y obligaron a su autor al exilio. En ellas ya se prefiguran algunos de los temas, tramas y personajes que más tarde caracterizarán también su narrativa, así como una destreza que él mismo consideraría crucial en su escritura: el dominio de los diálogo

Fue a mediados de los 50, en su época universitaria en Barcelona, cuando Agustín Gómez Arcos descubre su pasión por el teatro, género al que se dedicará por entero, abandonando la poesía, tanto en su etapa madrileña como en los primeros años de exilio. Su primera pieza estrenada fue Elecciones generales, en 1960. Dos años más tarde ganó el Premio Lope de Vega con Diálogos de la herejía, un drama en el que la Inquisición sirve como metáfora para aludir a la situación política del momento. El premio le fue retirado, y se prohibió su representación. No iba a ser la última vez que sus obras enfrentasen la censura: más bien se convirtió en una constante.

A pesar de ello, consiguió estrenar en teatros madrileños como el Reina Victoria o el Marquina, y con actores y actrices de la talla de Gemma Cuervo, María Luisa Ponte, Alicia Hermida, Terele Pávez, Alfredo Landa, Luchy Soto, entre otros.

Pero ante las dificultades de escribir en libertad y los continuos desencuentros, Gómez Arcos se vio abocado al exilio en 1966: “Decidí que no tenía nada que hacer en este país”, explicaría años más tarde en una entrevista. Vivió primero en Londres, y más tarde en París, a donde llegó en 1968, encontrándose una sociedad efervescente en lo político, lo sexual y lo artístico.

Comenzó a trabajar en un café-teatro del Barrio Latino, para el que escribió dos piezas breves. Continuó escribiendo teatro hasta 1972. “Abandoné este género el día en que me di cuenta de que había dejado de ser un arte de la palabra viva, un arte combativo, conflictivo, para convertirse en una estética. La estética me horroriza; es el grado cero del arte”. En adelante, se dedicaría por entero a la narrativa.

En su teatro se pueden distinguir dos etapas. La primera, aún en España, se caracteriza por sus ecos de picaresca, esperpento y voces lorquianas. En la segunda, ya en Francia, se acerca al teatro del absurdo y al surrealismo. Su escritura es una intersección entre tradiciones, que aúna transgresión y lirismo. La alegoría le sirve de recurso para reflejar la sociedad del momento, pero también trascenderla en un revelador análisis atemporal de los mecanismos del poder y su contrapunto: figuras disidentes que señalan las fisuras y rompen los tabúes para vivir de acuerdo a sus propias reglas.

Desde su exilio en 1966, sus obras no volvieron a representarse en un escenario español hasta 1991, cuando por iniciativa del Centro Dramático Nacional comenzaron a recuperarse. Se pondrán en escena tres de ellas, en el teatro María Guerrero (Los gatos y Queridos míos, es preciso contaros ciertas cosas) y en la Sala Olimpia (Interview de Mrs. Muerta Smith por sus fantasmas), todas ellas bajo la dirección de Carme Portaceli. En Almería se representaron Los Gatos con un excelente éxito en el Maestro Padilla.

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