La rebelión de Flandes de 1568 a través del arte y cómo influyó en el futuro
El historiador Manuel Herrero, de la Pablo de Olavide, protagonizó la cuarta conferencia del Festival de Vélez Blanco
Una radiografía de cómo era la villa de Vélez Blanco a mediados del siglo XVII
El profesor Manuel Herrero de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla fue el encargado de la cuarta conferencia del ciclo de historia que se celebra en el marco del Festival de Música Renacentista y Barroca de Vélez Blanco.
El catedrático de Historia de la Edad Moderna habló sobre “Memoria y formas de memorización de las revueltas en la monarquía hispánica durante el siglo XVII”.
Durante su conferencia abordó los conflictos y la forma de organización política de la monarquía, sobre todo a través de las revueltas. “Es interesante ver cómo la memoria de las revueltas tiene un impacto a la hora de tomar decisiones para conflictos futuros, para alianzas o para la propia acción política de los gobernantes”, dice el profesor de la Olavide. Pero también habló de cómo esa memoria de las revueltas no es algo privativo de los sectores políticos o de la élite dirigente, sino que cala en la sociedad a través del teatro, los refranes y a través de otros muchos vehículos de expresión.
La charla se centró específicamente la revuelta de Flandes que supuso una guerra de 80 años, un conflicto que, como explica el profesor, “va a marcar muchísimo a la monarquía, va a suponer un gasto masivo de dinero, con los tercios de Flandes, el gasto y el mantenimiento de un ejército tan lejano para defender la integridad de los territorios que se han rebelado contra el rey”.
Herrero explicó cómo la memoria de esa revuelta a lo largo del siglo XVII actúa o sirve para prevenir otras revueltas o, al menos, para saber cómo actuar para sofocar otras revueltas, “qué cosas hay que evitar para que no ocurran derivas como las que ocurrieron a finales del siglo XVI en Flandes”, concluye el historiador.
El teatro del Siglo de Oro se encargó de perpetuar ese revuelta con hasta 25 obras de teatrales de autores como Calderón de la Barca, Tirso de Molina, Vélez de Guevara o Lope de Vega, entre otros. “La obra de teatro es, sobre todo, un vehículo de propaganda muy potente porque la escucha todo el mundo, tanto del noble como un público más popular”.
“Castilla quedó muy afectada por esta guerra porque costear esa guerra supone un aumento constante de impuestos y mucha gente se preguntaba qué hacíamos defendiendo esos territorios tan lejanos”, explica Herrero.
“En el teatro se habla de la vida de los soldados, las hazañas, episodios violentos de los propios tercios...”. En esas obras hay una crítica implícita q eu se mantenga ese esfuerzo militar, y también critica el propio comportamiento de determinados soldados o, sobre todo, de determinados oficiales, según dijo en la conferencia.
En cuanto a los refranes, el historiador destacó que en estos se aprecia muy bien el cambio en la perspectiva que se tenía de Flandes, que “pasó de ser considerado un lugar precioso, de grandes riqueza, a tener una imagen negativa”.
Para concluir, Herrero desveló cómo la memoria de la revuelda de Flandes sirvió, por ejemplo, para que en Nápoles, en 1647, tomasen muchos elementos comunes, pero también “a la hora de sofocar esa revuelta, porque aprendieron lo que se hizo mal en Flandes para no volver a repetirlo”.
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