En la Premier las aficiones saludan los saques de esquina y los aplauden. En su fuero interno albergan la idea de que algo va a pasar y lo asimilan con una ocasión de peligro. Hubo un tiempo, la década de los 80, la de los títulos ligueros, que la hinchada del Athletic compartía esta sensación. La presencia de Goikoetxea y 'Rocky' Lizeranzu, centrales con un gran juego aéreo, ayudó bastante a anidar algo positivo de cada córner. El tiempo ha pasado, ya no hay centrales como aquellos o centradores tan finos como Estanis Argote, y el actual Athletic acumula sin marcar la friolera de 146 córners en 22 partidos.

La UDA actual es el Primera que más rendimiento le saca a los saques de esquina con 6 goles, tras el de Chumi anteayer en Valencia. El balance contrasta, y mucho, con su bagaje en otra faceta del balón parado, la del lanzamiento de penaltis. La comparativa entre marcar a la salida de un córner y desde los 11 metros no se sostiene, resulta incomparable. Pero la UDA, víctima de un trastorno acaso no permanente, se ha propuesto contradecir esta lógica. No se entiende de otra forma, a este periodista al menos así se le parece, esta rara obsesión. El equipo es una calamidad desde el punto fatídico y la máxima pena es, en su caso, una pena máxima. La pasada temporada falló 9 de 13 y Ramazani marró en Valencia el primero de este curso.

El aficionado lleva camino de bendecir y maldecir estos dos lances del juego tan distintos. La situación se asemeja a las virtudes y defectos del goleiro ex de la UDA y Valencia, Diego Alves, recordman de penaltis de la Liga Española, con 25 parados de 52 recibidos, a quien era mejor tirarle un penalti, su especialidad, que botarle un córner, su calvario.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios