El coleccionismo es una forma de ocio consistente en reunir, conservar y mostrar todo tipo de objetos. En la actualidad, suele centrarse en objetos de lujo como coches, arte, vino o relojes. Normalmente se hace con un beneficio tanto de incremento de estatus como económico, ya que son bienes con amplio margen de retorno. Es tan amplio como variopinto. Hay gente para todo, que le da por coleccionar autográfos, botellas llenas o vacías, corchos de vino o champagne, posavasos o parches de escultismo. La UDA tiene alma de coleccionista, pero la suya es una afición algo más rara, casi inusual. Los rojiblancos coleccionan registros de partidos. Así, han perdido cuatro encuentros que se adelantaron en el marcador, y uno por partida doble. Han empatado un partido que ganaban 3-0 al descanso y lamentando la lesión de su trigoleador, Luis Suárez. Han cometido dos penaltis en el mismo partido. Han remontado dos goles para acabar perdiendo, leáse Celta. Han probado todos los supuestos. Le restaba uno, el de jugar con superioridad numérica. La espera finalizó el pasado domingo con la visita del Betis. La colección, a la espera de nuevas facturas, difícilmente se podría ampliar, pero lo último no siempre es lo definitivo tratándose de los rojiblancos. El anterior presidente, Alfonso García Gabarrón, el ‘rey de las lechugas’, fue también un ejemplo de coleccionista. En la primera temporada en la élite, recuerdo que se afanó por fotografiarse con el equipo titular en todos los campos de Primera. La instantánea del Santiago Bernabéu o Camp Nou, supongo, que las tendría a buen recaudo. Lo del empresario murciano tenía algo de exhibicionista y mucho de paleto de pueblo para demostrar a sus amistades e invitados que se codeó con lo más granado del fútbol patrio. Era un álbum de Panini, el de los cromos, pero con más glamour. El de la UDA recuerda que al fútbol se puede jugar de muchas formas y perder de cualquier manera.