Tribuna Económica
Joaquín Aurioles
Los inventarios de diciembre (1)
Crítica de arte
La mirada perdida en la bruma de los días esquematiza la realidad como una entelequia intelectual, no sabiendo si aporta más el recuerdo que la imagen auténtica. Mas al detener la atención en un punto intrascendente se descubren mundos ocultos, que presentados fuera de su entorno aparecen como abstracciones fantásticas de la imaginación. Los artistas rescatan estas imágenes, convirtiéndolas en motivo de reflexión o apoyo a su discurso expositivo.
Dori Fernández propone un trabajo de honda significación conceptual, en el que salva del entendimiento difuso la imagen de un avispero. En esta visión nos muestra el efecto de rechazo ante el temor que sus constructoras suscitan, y tras salvar esta precaución ancestral nos adentramos en el espacio repetitivo, matemático, denso, de las celdas, incitando la curiosidad sobre cómo es su interior. Induce muchas sensaciones esta visualización. Superada la inicial sorpresa, eleva la contemplación a una reflexión sobre la realidad social que nos rodea: ciudades con edificios colmena para acoger una colectividad dedicada a una función, a una disciplina de especie, cuando la individualidad no existe. Esta artista nos muestra un trabajo fotográfico fresco, dinámico, de pensamiento intenso sustentado en una hábil expresión plástica. Excelente.
Karlos Kaplan presenta unas esculturas de rotundidad absoluta, en las que se aleja de la minuciosa fotografía del detalle para exponerla con salvaje postura creativa. Su obra describe lo que el subconsciente del pensamiento actual anida, es decir, la Naturaleza acosada por la técnica, la cual se subleva y rompe los moldes impuestos por la razón humana. En otras piezas nos muestra la futilidad de las ilusiones, cuando en los primeros años todo es deseo y fantasía, saltando chispas de ensoñaciones, siendo más tarde restos de naufragios; o la linealidad como vía temporal que todo encierra y comprime. Se empieza en la nada y allí desemboca, todo contenido en pequeños detalles de imágenes agolpadas, sometidas a la luz del momento de la emoción. Se resume la vida en una estructura limitada.
Francisco Uceda presenta un conjunto de rostros, que aparecen espontáneos, tal cual, ante el objetivo de su cámara, en los cuales se desprende la diversidad y a la vez la identidad que nos unen. Cada semblante muestra una mirada, a través de la cual se traducen deseos, vidas, o vacíos. Gracias a su habilidad genial en la expresión de la imagen, logra el artista relatar una complejidad de ideas de forma tan sencilla.
Como siempre, las exposiciones en esta galería no defraudan.
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