Pocos jugadores tienen la suerte de levantar pasiones allá por donde van. Existe un viejo dicho en esto del marketing que reza que la publicidad mala, al final, es una buena publicidad. O lo que es lo mismo, lo importante es que hablen de ti, ya sea para bien o para mal. El no dejar a nadie indiferente. Es lo que le está ocurriendo al fichaje estelar del Almería este año, Umar Sadiq, cuyas actuaciones hasta la fecha han dejado tras de sí a tantos defensores como detractores. Sus números, sin embargo, empiezan a ser muy buenos para lo que se espera de un sustituto de Darwin Núñez que ha costado alrededor de cinco millones de euros. En los quince choques que ha disputado ha hecho cinco goles, ha repartido dos asistencias, ha provocado cuatro penaltis y ha forzado dos expulsiones del rival. Las cifras no engañan: es un jugador que aporta. Sin embargo, sus críticos se apoyan en las muchas jugadas erráticas que protagoniza y que no figuran en las estadísticas finales: tropiezos absurdos, malas entregas, ausencias inexplicables cuando el balón merodea el área o individualismo en ciertas acciones que, es obvio, penalizan de forma puntual al equipo. Como muchas veces ocurre (no siempre), la virtud suele estar en el término medio, en ver las cosas con cierta perspectiva. No se puede negar que Sadiq y sus números están siendo muy positivos para los de José Gomes, pero tampoco es menos cierto que, no pocas veces, se echa en falta que actúe como un nueve, cabeceando los buenos centros que le llegan o estando en el punto de penalti para empujar los pases de la muerte. Se trata de un delantero muy móvil que debe seguir mejorando dentro del área y en cuanto a lectura del juego. Resulta raro leer a quienes lo defienden en cualquier situación y a quienes lo critican haga lo que haga. Una muestra de las pasiones que ha levantado el bueno de Sadiq que, de momento, y haciendo un balance, está ofreciendo un rendimiento más que positivo al equipo.

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