El parqué
Con el foco en Ucrania
Cuando comenzamos hace 20 años a entregar los galardones FAAM ORO, en aquel entonces el presidente era Matías García, lo hicimos con la idea de que, frente al ruido estrepitoso que hacen unos pocos, frente a los malos, que son cuatro, pero dan mucho por saco, frente a la injusticia, frente a las barreras a las que se enfrentan a diario las personas con discapacidad y sus familias, frente a la desesperación de los familiares que reclaman recursos para sus hijos, frente al desaliento, queríamos destacar y poner el foco, la luz, sobre aquellas personas, que, por su trayectoria personal o profesional, de manera individual o en equipos de trabajo, desarrollando buenas practicas, como voluntarios, o desde un rincón de en un laboratorio, gestionando una empresa, con iniciativas o proyectos que mejoran la vida de la gente, de manera anónima, o pública, superando barreras y etiquetas, en su día a día, son ejemplos VITALES, y toda una INSPIRACIÓN. Los FAAM de Oro representan los valores del esfuerzo, la responsabilidad, la dedicación, la empatía, el cariño y mucha humanidad. Todos ellos son embajadores, referentes sociales, que nos ayudan a conseguir nuestros objetivos y retos. Son la palanca y la esperanza, que hace que esta sociedad pueda prosperar y avanzar hacia una sociedad cada vez más sensible, justa e inclusiva. Este año tenemos unos distinguidos que brillan con luz propia, todos ellos en categorías que identificamos con los retos que aún tenemos que conquistar. Los FAAM de Oro son para personas normales, que hacen de nuestra vida algo extraordinario. Aún queda mucho camino hacia la inclusión, un camino que está lleno de piedras, pero como una vez escuche decir a Irene Villa, también FAAM de Oro en comunicación, “cuantas más piedras nos encontremos en el camino más grande será nuestro castillo”. Tenemos aún muchas metas por delante, importantes, como la accesibilidad, la sostenibilidad de las asociaciones, la brecha digital y el uso de las nuevas tecnologías, la educación inclusiva, el empleo, la investigación, el acceso a la justicia, la mejora del sistema de reconocimiento de la discapacidad y el tiempo de espera para recibir la resolución, o las listas de espera en la dependencia, o los recursos para atender a las personas con gran discapacidad. Creo que, sobre todas las cosas, las claves para logar la inclusión, están en humanizar. Humanizar la mirada que la sociedad tiene de las personas con discapacidad, y en la unidad, tenemos que estar unidos, los representantes de las administraciones, las organizaciones del sector, y todas aquellas personas que creen que un mundo mejor es posible. NADA SIN LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD.
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