El Íbex 35 perdió ayer la cota de los 7.900 puntos después de ampliar su caída al 1,5% en la sesión de ayer, en la que los inversores se mantuvieron a la espera de la decisión de la Reserva Federal sobre los tipos de interés. La caída del índice bursátil español se hace pues más profunda.

En España, el Tesoro Público emitió 5.000 millones en un nuevo bono sindicado a 20 años para el que ha recibido una elevada demanda de más de 40.000 millones, lo que refleja el apetito inversor por los títulos de deuda españoles.

La deuda del conjunto de las administraciones públicas alcanzó en julio los 1,486 miles de millones, nuevo máximo histórico, después de crecer un 0,8% en la tasa mensual, por lo que encadena tres meses consecutivos al alza, según los datos publicados por el Banco de España.

En este escenario, el Íbex 35 cerró en los 7.873,1 puntos, con la mayoría de sus valores en negativo. Las pérdidas más pronunciadas fueron las de Sacyr (-7,3%), Colonial (-4,5%), Merlin (-4,3%), Cellnex (-4,%), Solaria (-3,1%) y Acciona (-3%). Por el contrario, sólo cerraron en verde Grifols (+1%), CaixaBank (+0,7%), Sabadell (+0,6%), PharmaMar (+0,45%) e IAG (+0,1%). El resto de bolsas europeas también han cerrado la jornada bursátil con pérdidas, del 0,61% en Londres, del 1,35% en París, del 1,03% en Fráncfort y del 1,66% en Milán.

El contexto sigue marcado por la crisis energética y el temor a un nuevo endurecimiento de la política monetaria ante los nuevos datos de inflación. El Banco de Suecia, el banco central más antiguo del mundo, decidió ayer elevar los tipos de interés del país en un punto -hasta el 1,75%- con el objetivo de poner freno a la inflación, que es "demasiado elevada".

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