La fe y las pruebas

La ciencia necesita y reclama pruebas, y no actos de fe. El fútbol no es una ciencia, pero el entrenador de la UD Almería ha dado la vuelta a este argumento. Rubi le ha dado una segunda oportunidad a Aridane y ha vuelto a tropezar contra la misma piedra. El jugador no está para nada, pero el técnico no lo ve así. Cree que le falta confianza, pero es recuperable con minutos y puede ser el que fue. Se ha puesto la bata de psicólogo deportivo y ha obrado con este fin, en una apuesta personal. El suyo ha sido todo un ejercicio de buenismo. La fe no lo es todo y el catalán no ha atendido a las pruebas sobre su estado de forma. El de Vilassar de Mar avaló su titularidad contra el Burgos, después de dar positivo en la tasa de alcoholemia, asegurando que había completado un gran trabajo en los entrenamientos de la semana. Los burgaleses se llevaron el triunfo con un penalti cometido por el canario sobre el delantero Fer Niño, que llevaba un minuto sobre el campo. La llamada pena máxima fue de libro, de esas que se cometen en el partidillo de los jueves. El técnico le restó gravedad. Lo calificó de “pequeño error”, y prolongó su confianza en el central contra el Málaga. Tenía otras opciones como la de Pedro Fidel, quien debutó contra los burgaleses formando el centro de la zaga con el propio Aridane y ha actuado en los partidos de Copa, o la de retrasar a Baba, como ocurrió tras el descanso. El sustituido estuvo implicado en el primer gol de los locales. Se le vio preso de los nervios y recluso de sus miedos, sin ninguna confianza, a pesar de sus 36 años y amplia experiencia. Rubi tiene palmarés, pero carece del don de la infalibilidad. Algo que ya sabíamos y él se ha encargado de recordar con sus hechos.