Lo firmado y lo jugado

16 de julio 2025 - 03:08

El mundo del fútbol español, en particular, ha generado sus propias mentiras desde su llegada a la península hace más de un siglo. Una de ellas, muy en boga en verano, es la de los contratos. Los contratos no están para cumplirse, sino para ser incumplidos. La relación laboral y profesional del futbolista y el club que compra y paga sus servicios, en ocasiones de forma muy generosa, se firma por imperativo legal, pero no se cumple en un gran número de casos. Los contratos de larga duración se quedan en papel mojado y la relación entre las partes se rompe con anterioridad a su vencimiento. Un contrato de diez temporadas es un brindis al sol en los tiempos que corren. El caso de ‘Chumi’ es un ‘rara avis’ en el fútbol actual. El central gallego llegó con 21 años, ahora tiene cinco más y tres campañas más de contrato para aumentar su relación hasta las ocho temporadas después de haber ampliado hasta 2028. Una gran parte de la plantilla de la UDA tiene contrato en vigor, pero este dato es engañoso. La realidad es diferente. Están vinculados contractualmente, pero todos sabemos que esta vinculación finalizará este verano. Los clubs se cubren las espaldas con contratos largos, a los que añaden altas cláusulas económicas de rescisión, y los jugadores se aferran a lo firmado cuando el club no cuenta con sus servicios. El fútbol es un juego y un negocio, y no son pocos quienes comercian con sus contratos. Otros son más legales y firman por una temporada a la espera de su renovación según su rendimiento. Los clubes cortan esta vía con una renovación por partidos jugados e incluso por minutos. Pero hecha la ley, hecha la trampa. Dan instrucciones al entrenador para no alinear al jugador y éste queda atrapado en una argucia legal y alegal. Cosas y casos del fútbol.

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