¿a qué llamamos enigma? El título del libro sugiere esta pregunta, el poeta indaga en las tinieblas, tras la Luz, pues es en ellas donde puede encontrar el sentido tangible de las formas de la existencia. José Lupiáñez Barrionuevo explora en los confines brumosos de la realidad, buscando una explicación a los avatares azarosos sujetos al dictado de las horas.

Es el recuerdo la única vía posible para rescatar el tiempo pasado, la plenitud gozosa de la juventud, aunando imagen y sensaciones, la imagen como soporte del momento rememorado, la sensación como emoción vivida ante lo inesperado. Es la sorpresa de los instantes intrascendentes, quien con sus destellos abre la grieta hacia el otro lado de la cortina luminosa, para descubrir la esencia etérea que se resiste a ser medida, pues es voluble, esquiva, engañosa a veces.

Recorre el poeta sueños de lozana juventud, el amor, la pasión, el roce de la magia disfrutada en un atisbo de trascendencia, cuando los rumores de la divinidad se escapan de lo intangible.

El mar, el Sol, la brisa que nos roza, el ritmo de las horas, la persona amada, son los recursos utilizados por el autor, para describir la aventura cantada sobre un océano caprichoso, el cual unas veces se muestra brillante, profundo azul relajante, en otras se torna tormentoso, impidiendo al viajero sentimental concluir su viaje, alejándolo de su Ítaca. Mas la voluntad vence a las contingencias veladoras del esplendor del puerto deseado, reconduciendo su derrotero hacia los espacios presentidos.

José Lupiáñez intenta cartografiar los enigmas que subyacen en el subconsciente humano. Pues es el poeta quien intuye su presencia. Propone voces poéticas variadas, libres, adaptadas a la circunstancia de la revelación perseguida, navegando despreocupado con sus versos, otras precavido en los sonetos, o utilizando como anclaje el rigor de la rima, cuando los genios ocultos quieren confundirlos con su niebla. Es la música ajustada al sonido de sus textos quien conecta con los espíritus invisibles, manipuladores del destino. El poeta los presiente, expandiendo la resonancia de sus versos, para que se impregnen del eco de su presencia, y acariciar los conocimientos eternos que tan celosamente custodian.

Constituye esta obra una reflexión sobre la experiencia de la vida, disfrutando la realidad sentida, evadiéndose del dictado del tiempo.

José Lupiáñez propone una poesía profunda, personal, guiada por los sentimientos, aquellos que no se dejan seducir por la relatividad de los sentidos.