Hablemos de Turki

Toca hablar de Turki. Más allá de las filias y fobias de cada uno, al César lo que es del César: salvó al club de la desaparición. Luego el proyecto ha tomado un camino que no se acerca a las expectativas que la directiva tenía al principio de la etapa, pero es indiscutible que sin él no estaríamos ni siquiera en el circuito del fútbol profesional. De primeras, le doy las gracias como aficionado por apostar por un equipo que tan solo aspiraba a salvarse con lo justo en la categoría de plata. Tampoco se nos puede olvidar las ayudas durante el COVID o su intención de querer vender la marca Almería a nivel global. Por no hablar de la revalorización de la UDA como entidad en los últimos cinco años y los tres pelotazos en forma de venta que se realizaron con Darwin, Sadiq o El Bilal. No se puede poner ni un ‘pero’ a su hoja de ruta en las tres primeras campañas tanto con la ciudad como el club. Pero ese sentimiento, a la primera que vinieron mal dadas, se apagó. Durante la fallida inversión de 54 millones de euros la temporada pasada y, por ende, el descenso anticipado a Segunda División, Turki desapareció del radar. Y la afición, lógicamente, entró en una fase de incertidumbre tremebunda con su figura. Llamadme iluso, pero espero que el señor Al-Khereiji, que en principio promete llegar con un carácter continuista, se deje ver con más frecuencia por nuestra tierra incluso cuando aparezcan piedras en el camino. Y, por supuesto, que aporte ese impulso que ya le dieron en su momento Blanes, Alfonso o el propio Al-Sheikh a la entidad. Es indiscutible que estamos en una mejor posición respecto a hace cinco años. También que el proyecto Turki no ha igualado los resultados que cosechó la UDA con Alfonso a la cabeza allá por 2008. Insisto que le estoy agradecido como almeriensista, pero tampoco se nos puede olvidar su ausencia en el momento más complicado de su proyecto. Esperemos que Al-Khereiji haya tomado nota.