Infierno rojiblanco

21 de junio 2025 - 03:08

Quedan pocos jugadores prestos a entregarse a un entorno tan atosigante y exigente como el de Almería. Un ambiente inconformista donde no hay un ciudadano que no pelee por lo suyo, como bien dictan los precedentes y el trato institucional recibido. Aunque parezca un mensaje socarrón y pretencioso, está cerca de ser un sentimiento con acomodo en el seno de la UDA. Como os lo estoy contando. Una percepción alejada de la realidad y que permite reflexionar sobre qué relación puede guardar esto con las descafeinadas y exasperantes temporadas a las que está tocando asistir. Un sentimiento de orgullo sólo trasladado al sentir propio y raramente al colectivo. Percibir la crítica (constructiva y fundada) como un dardo envenenado y no como pretexto para la reforma. Si lo extrapolamos al tapete, arroja un poco de luz a toda esta tragicomedia. Y aun así las cosas, no hay nadie dentro de esta rueda que haya padecido tanto la situación como las decenas de miles de personas que vienen viendo cómo, poco a poco, citando a Natalia Lafourcade, «lo que construimos, se acabó». La brecha es insalvable, sí. Y lamento de corazón que la exigente afición rojiblanca haya contribuido a ello con su encarnizada y visceral crítica. Pero lo volvería a hacer. Volvería a defender lo que, considero, es justo y adecuado. Volvería a ser exigente por y para un Almería a la altura de su potencial. Y, por supuesto, a subir el volumen si es necesario. Pero también volveremos en agosto al Mediterráneo, viajaremos por España y, una vez más, lo haremos indistintamente de quien esté sobre el campo. Por contra, ojalá algún día la energía para tomar matrículas también se emplease para curar las heridas de una afición triste y utilizada.

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