Análisis

pablo laynez

21 kilómetros con una chumbera y una comba

En El Ejido encontré un gran ambiente, una buena organización y un duro recorrido

Como el pasado domingo no tenía nada mejor que hacer a las ocho de la mañana, hice caso al doctor Ríos y me fui con él al Medio Maratón de las Hortalizas de El Ejido. Tenía ganas de estrenar el pulsómetro que me habían regalado el viernes en mi cumpleaños, no soy de nuevas tecnologías (sobre todo las que tienen que ver con las redes sociales), pero es cierto que este reloj te pica conforme vas observando tus pulsaciones, tu ritmo medio de carrera y cómo van cayendo los kilómetros al galope de tus piernas. Me sorprendieron gratamente los 21 kilómetros por las calles de El Ejido, mucho más duros que los de Almería, puesto que hay dos subidas muy complicadas: de Santo Domingo al Parque Municipal y tras una buena vuelta por la tierra de este recinto, otra hasta el bulevard de la localidad ejidense. Bajo mi punto de vista, le faltaba algo diferente a simples botellas de agua en los avituallamientos (eché de menos más naranjas), pero es cierto que el ambiente era tan divertido, que tu mente se entretenía con el espectáculo y no pensaba en otra cosa durante algunos metros: muchos aplausos y pancartas, spinning en directo, zumba en la Plaza Mayor, actuaciones de payasos que te arrancaban una sonrisa mientras el sudor te caía a chorreones... Además, hubo dos corredores peculiares de ésos a los que te dan ganas de animar por su sacrificio: el primero era uno disfrazado enteramente de chumbera, con sus pencas y sus chumbos [yo iba asfixiado con la camiseta técnica, no quiero ni pensar cómo iba el pobre] y el segundo un atleta todo fibra y músculo, que cada vez que me crucé con él [el recorrido era circular y nos cruzábamos los unos con los otros], iba saltando a la comba. Tiene un mérito impresionante, cada cual corre y se motiva como le apetece y ésta me parece muy ingeniosa. Al final, hice una buena carrera, me divertí como nunca, entré muy satisfecho en Santo Domingo y me di cuenta que cuando no hay un balón enmedio, Almería y El Ejido son realmente hermanas.

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