Montaña rusa

Palencia Caballero se disfrazó de villano en Cádiz, pero ha resultado ser un pirómano ejemplar. En medio de toda la hostilidad vivida en el Nuevo Mirandilla, la cerilla que tiró el colegiado ha terminado por encender a la afición y a la plantilla para el asalto a Primera División. El mejor aliado era un enemigo común y todas las partes acabaron por reencontrarse el pasado domingo. A pesar de que el conductor del autobús del Almería pisó el acelerador con demasiado ímpetu, la previa fue impresionante y el Mediterráneo empujó del minuto uno al noventa. Para prueba, las voces de algunos, que todavía están resquebrajadas después de tanto cántico y, por qué no decirlo, unas cuantas cervezas. Paradójicamente, la vida ha cambiado mucho desde el infame arbitraje del trencilla vasco. Hasta se ha producido un cambio en la presidencia del club. Así, de la noche a la mañana. Mohamed Al-Khereiji ya ejerció como el máximo mandatario ante el Real Racing Club y continuará con el legado de Turki Al-Sheikh. Es decir, le tocará cumplir todas las promesas que se dejó por el camino el ministro, como la reforma completa del estadio o la Ciudad Deportiva, además de irse con el equipo en Primera División, otra de las promesas que tampoco se han cumplido. Rubi, encargado de apagar todos los fuegos posibles a lo largo de toda su etapa en el club, tendrá que remar una vez más para lograr que el equipo juegue en la élite del fútbol español el próximo curso. De forma agónica, en el último minuto o con un gol de rebote, pero el objetivo está más cerca que en otros momentos de la temporada. El fútbol es inexplicable. En solo unos días, en pleno efecto dominó, hemos pasado de tirarnos de los pelos a ilusionarnos. Bendita locura. Anduva dictará sentencia y cerrando el círculo, es el momento de que este equipo sea el villano de Segunda con casi todas las aficiones apoyando al Mirandés. Montaña rusa.