El parqué
El mercado se recupera
Haber ropa tendida denota, no solo como expresión, sino como manifestación evidente, que está habitado el lugar donde se cuelga a fin de secarse bien oreada. Sin embargo, el uso figurado de la expresión se aplica a la necesidad de reservar lo que se habla. Ya porque puedan estar cerca niños y la conversación trate de rijosa materia sexual, o ya cuando -sean pequeños o mayores- no lejos se encuentren aquellos de quienes se hable o a quienes se corte un traje -otra expresión figurada- y conviene interrumpir la conversación. Ante la pública exposición de las prendas lavadas, acaso por no haber otro espacio doméstico donde colgarlas bien al aire, más oportuno es considerar los cotidianos pormenores de la limpieza y de la higiene, acometidos con una modesta y cumplida rutina, cuando la vida aprieta y hay que desenvolverse con la asistencia de los apaños para sortear, dignamente, la estrechez. Aunque, con ello, no se preserve la también doméstica intimidad de las prendas que cubren el cuerpo, en las que no se repara al llevarse puestas, pero llaman la atención cuando son expuestas al escrutinio de la curiosidad. El ropaje de la vida colgado de un tendedero, no para advertir de la presencia aludida en la palabra, sino de la que se viste precisamente con la ropa tendida.
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