Fue la última prueba provincial previa a la pandemia, al confinamiento duro, un 8 de marzo de 2020. Fue correr los 21 kilómetros y encerrarnos días después. Bueno, realmente el martes siguiente hice 30, que estaba preparando el Maratón de Madrid, cancelado ese miércoles. Pero el final fue el mismo: encerrados.

Fue el último medio maratón prepandemia que hice y el primer medio maratón que he hecho en postpandemia o en el momento en el que nos encontramos, que uno ya no sabe. Y realmente en El Ejido lo montan muy bien, es una prueba amena, cómoda para el corredor y con un final que te alegra la cara tras kilómetros de escogido sufrimiento.

El recorrido es duro, el bulevard tiene una pendiente importante y ahí se marcan diferencias. Muy chulo el paso por la Plaza del Ayuntamiento. Y después de la bajada, de repente te llega la larga recta de Santo Domingo que pone a prueba tu mente. Al final, fiesta en el estadio y el alcalde y la concejala de deportes, Francisco Góngora y María José Martín que te ponen la medalla. Me gustó el detalle, se sienten partícipes de la fiesta mediomaratoniana. Y cuando ya te vas, te agasajan con una caja de verduras de la huerta ejidense. Del 1 al 10, le tengo que poner un 11.

Recién terminada la prueba, con el alcalde ejidense, Francisco Góngora.

El Ejido se ha convertido en un fijo en mi calendario. En un par de semanas está también el de Almería, otro al que no fallo porque da gusto ver cómo la ciudad se vuelca en dar ánimos. Y a Roquetas también me animo. Son mi trío mediomaratoniano.