Iesu Communio

A veces nos podemos perder todo lo que somos y tenemos pensando en aquello poco que no soy o no tengo

Edecía Epicuro: Comamos y bebamos que mañana moriremos. No hay cosa más falsa que esto, porque nos da a entender que solo en el placer está el sentido de la vida porque nada hay después de la muerte. Nuestro cuerpo no es un mero contenedor, sino que ha sido bendecido por Dios ya desde la creación, pero de modo especial al encarnarse y hacerse uno de nosotros. La verdad profunda del hombre apunta a que nuestro cuerpo es más que una mera evolución biológica, que lo que le pasa a nuestro cuerpo repercute también en nuestro espíritu, en nuestro ánimo, porque somos uno, y todo nuestro ser está hecho para el bien, la belleza y la verdad. La gula nos lleva a vivir en lo burdo, obsceno y engañoso, nos lleva a pensar que tenemos que disfrutar sin medida porque todo se va a acabar y que nada de lo que le hagamos a nuestro cuerpo deja huella en nosotros para la eternidad.

La angustia, la congoja, son experiencias que se dan muy frecuentemente entre nosotros. Nuestra sociedad de la prisa nos hace vivir en lo inmediato, lo instantáneo, y la espera se nos hace angustiosa. Las grandes cosas de la vida se logran con procesos que llevan su tiempo, con la paciencia, que todo lo alcanza. Y la desesperanza es la experiencia de haber caído en la inmediatez, siendo esclavo del aquí y el ahora, que provoca la incapacidad de saber esperar una promesa que se verá cumplida, pero a su tiempo.

A veces nos podemos perder todo lo que somos y tenemos pensando en aquello poco que no soy o no tengo. La envidia es caer en la comparación permanente con los otros y llegar a desearles el mal por tener o ser lo que yo no soy. Dios nos ha hecho únicos; estamos llamados a vivir nuestra propia historia y los dones que hemos recibido son para afrontar esa historia. No hay dones mejores o peores, ni situaciones vitales más ventajosas, porque cada uno hemos recibido lo que necesitamos para hacer realidad el sueño de Dios. No dejemos en este tiempo litúrgico, que la carcoma de la envida nos corroa, mirando nuestros talentos para descubrir el camino, el sueño de Dios para cada uno de nosotros y así volver a lo real.

Sor Verónica, fundadora del instituto religioso contemplativo Iesu Communio, nos anima en esta Cuaresma: El mundo está en llamas, ¿deseas apagarlas?. Los brazos del Crucificado están extendidos para arrastrarte hasta su corazón. Él quiere tu vida para regalarte la Suya. Tu Salvador está ante ti con el corazón abierto, Él ha derramado su Sangre para ganar tu corazón. Paz y Bien.

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