República de las Letras
Agustín Belmonte
Prólogos
Crítica de Arte
Ráfagas cromáticas se deslizan en la superficie del cuadro, suavemente, en finos planos superpuestos, buscando los colores su lugar, en su transcurrir por senderos delimitados, casi siempre por un orden geométrico, cortante, rígido, salvo en algunas piezas donde se observa un atisbo de rebelión al orden tonal establecido.
El color se difumina en su discurrir en el plano, volviendo al origen, a su interior, oculto, agazapado, obligado por el peso de la estructura, mas existen efluvios delicuescentes de tonos ligeros, que inducen brillo a la composición.
María Dolores Gallego ( Torreperogil, 1988 ) ofrece un conjunto plástico de gran calidad técnica, perfecta conjunción de tonos, y estructuración de un lenguaje de intenso significado sensitivo. La artista propone la búsqueda infinita en un páramo ajeno de referencias donde sujetar la razón. Es una aventura colectiva en la que el espectador se une a ella, para adentrarse en los sinuosos espacios, separados por el ritmo cromático impuesto por el signo del color.
Es un camino incierto, amplio, sin horizontes posibles, sólo abierto a la imaginación, al ensueño, a los deseos sujetos a la fantasía, alejados de una realidad hostil, áspera, dura, y ajena a una existencia relajada y acompasada con el entorno natural. Es por lo que esta creadora plástica ofrece unos campos sometidos a la vibración cromática permanente, en los cuales poder evadirse, y perseguir la revelación que explique el sentido del tiempo actual. Mientras tanto todo es relativo, no hay certeza segura de lo que es real.
Construye María Dolores Gallego una obra compleja, en sus estampados sobre tul, de varias capas superpuestas, quedando siempre patente el orden lineal que organiza la tela, así como la distribución de las distintas corrientes de colores, que se entrecruzan, superponen, no se mezclan, símbolo de la soledad en la multitud. Cubierto el conjunto por una superficie que parece rizada por una brisa suave, aportando el efecto de tranquila estancia contemplativa, induciendo la dualidad de oscura confusión con la feliz espera iluminada. El trabajo de María Dolores Gallego es rico en apreciaciones estéticas, complejo en su elaboración, e inteligentemente expresado en sus piezas. En ellas, surge el pulso visual de una oscilación rítmica de amplitud susurrante, que fluye anodina, constante, sin rumbo fijo, sujeta a variaciones y sorpresas varias, donde es el capricho el único que impone sus reglas en el seno de su influencia. Excelente exposición.
Autora: María Dolores Gallego. Título: Incerteza viva. Lugar: Galería Meca Mediterráneo. Fecha: Hasta el 25 de noviembre
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