barrio alto

Agustín Belmonte / agustín Belmonte

Juan Ramón: la forja

Amigo entrañable. Desaparecido demasiado joven, en septiembre de 1988, a los 40 años, nunca dejó de ser aquel chico tímido al que una vez, en el Instituto, enseñé una ranchera

EN "Los 60 son nuestros y los 70 también" (Grupo Joly. Diario de Almería. 2009), una obra impagable -complementada en www.mundomusicalmeria.com-, José Ángel Pérez le dedica un cariñoso recuerdo. Ambos, libro y web, son claves para la comprensión de la intrahistoria de nuestra provincia y de la juventud de toda una época, su mentalidad, su proyecto vital y su rebeldía.

EN EL INSTITUTO

Conocí a Juan Ramón el curso 1960-61, cuando hacíamos Primero de bachiller en el Instituto Masculino de Almería, el actual Celia Viñas. Aquel año ofrecieron unas clases de música por las tardes, a última hora, de asistencia voluntaria. La primera tarde, el profesor quiso saber si teníamos oído y, quizá, el tono vocal o la tesitura de cada uno, para lo que nos pidió que individualmente le cantásemos un trozo de cualquier canción que supiéramos. No recuerdo la canción que elegí yo, ni cómo fue mi "actuación". Es más, no recuerdo ya nada de aquellas clases -las abandoné porque salíamos muy tarde, a eso de las ocho de la noche, en pleno invierno, y tenía que subir por el muro de la Rambla, una verdadera boca de lobo entonces, hacia mi casa, en el Barrio Alto-. Fue el propio Juan Ramón el que me recordó, diez años después, lo que pasó aquella tarde. Resultó que mientras todos andábamos ensayando, recordando por lo bajini la letra que íbamos a cantarle al profesor, en las últimas bancas del aula se apartó, casi se escondió, un tímido niño que, tristemente, me confesó no saber ninguna canción. En realidad, le daba vergüenza cantar en público. Yo me ofrecí a enseñarle una. Y Juan Ramón, recordando la anécdota, me cantó la misma estrofa que le enseñé aquella tarde:

De piedra ha de ser la cama /

de piedra la cabecera /

la mujer que a mí me quiera /

ha de quererme de veras /

ay, yayayayyy /

corazón por qué no amas. //

Fue la primerísima vez que Juan Ramón cantó en público. El que había de ser uno de los mejores músicos de la historia de los grupos modernos almerienses, vocalista y guitarra de Paréntesis, Frenos, Expresiones y Almanzora se estrenó, siendo niño de unos doce años, con una ranchera de Miguel Aceves Mejía, cierta tarde de invierno de 1961 en el Instituto Masculino de Almería.

LOS CONJUNTOS

En "El recodo del camino", libro editado en pdf por www.lulu.es, Antonio López Quesada, fundador de Los Gritos, explica que, en los 60, el término popular ye-yé era sinónimo de chico o chica modernos, melenudos con pantalones de campana o minifalderas de largo pelo lacio, que bailaban al ritmo trepidante de la música de desaforados grupos y cantantes también melenudos. Se les tenía por unos seudovagos que perdían el tiempo, pero esto era falso. De hecho, se trataba de jóvenes trabajadores o estudiantes que dedicaban su tiempo libre a lo que les gustaba y les unía: la música, a la que aspiraban a dedicarse más o menos profesionalmente. En el Barrio Alto se reunían en el Club Parroquial de la Calle Molino y después en el Bar Rambla -esquina del Camino Real, edificio derribado recientemente-, donde acababan recalando, tarde o temprano, todos los conjunteros de Almería.

Un conjunto -"conjunto músico-vocal", se decía en los programas oficiales de festejos- consistía, en su forma clásica, en tres guitarras -rítmica, solista y bajo- y una batería, al estilo Beatles. O lo mismo pero con un cantante solista, tipo Rolling Stones. Luego se le añadirían "pitos", teclados, luces… En Almería la nómina de los conjuntos jóvenes inició la década de los 60 con los Trovadores y los Ícaros como grupos señeros. Les seguirían los Teddy Boys, quizá el mejor conjunto de todos los tiempos, seguidos por los Stukas -luego Flames-, los Gringos de Chipo Martínez, los Huracanes de José A. Pérez y los Rivers. Y dentro de un largo etcétera, pronto destacarían los Íberos -"Las tres de la noche han dado…" ¿la recuerdan?- y, sobre todo, los Puntos.

LOS SOLOS

Juan Ramón García León nació en el barrio de Triana de Sevilla, donde por motivos laborales vivían sus padres, en septiembre de 1948. Empezó, como hemos visto, el Bachillerato, que cambió pronto por Formación Profesional en la Escuela de Maestría Industrial -actual Colegio Indalo, en Carretera de Granada-, donde trabajaba su padre en funciones administrativas. Su orientación era la química. Buen jugador de fútbol, con catorce años perteneció al equipo oficial de la Escuela.

Pero muy pronto descubrió su verdadera vocación: la música, participando en el grupo del Zapillo Los Solos, uno de los pioneros en la música joven almeriense. Pilar Quirosa lo evoca en esa época simpático y franco, aunque con su timidez característica. Juan Ramón siempre recordaría con cariño la época de Los Solos, de aprendizaje y camaradería adolescente. De esa formación saldrían buenos músicos que luego pasarían a Amarillo, Rivers, Bahía…

(continuará).

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