La tapia con sifón

La Lustra

Como no hay carta sino un menú semanal, el comentario será sobre el que probamos el pasado viernes.

Seguramente este comentario sobre el restaurante La Lustra llega algo tarde para muchos aficionados. Debería haber ido antes. Me lo habían recomendado amigos de reconocida solvencia gustativa, pero ando perezoso. Y viejo, pero eso tiene mal remedio. El caso es que disfruté de una comida muy satisfactoria. Como no hay carta sino un menú semanal, el comentario será sobre el que probamos el pasado viernes. Como bases comunes, las materias primas eran todas de calidad, frescas y casi todas de proximidad. Las texturas, muy conseguidas: el calamar cremoso, las alcachofas al dente, el pescado (pargo) jugoso y con su piel crujiente como una galleta, la codorniz en dos cocciones exactas, y las verduras, verdes y sabrosas. Y en acertadas combinaciones, casi siempre basadas en recetas clásicas. Por ejemplo, el calamar con habas (repeladas) y crema de cebolleta es la fusión en un trío de dos parejas tradicionales: el calamar encebollado y las habas con cebolleta. Igualmente, la codorniz con coles de Bruselas y panceta ibérica en una versión muy bien adaptada de un guiso ancestral. Con la alcachofa, el cocinero arriesgó más: una salsa holandesa con manteca de cerdo ibérico en lugar de mantequilla. Un acierto, porque la salsa resulta más fundente en la boca y encima es más sana y con sabor autóctono; el complemento de unas trompetas le da enjundia al plato. El postre, zanahoria, coco y chocolate no desentonó de la cocina salada.

Todo por 35 €, bebidas aparte. Ofrecen una tabla de quesos individual; la pedimos y resultó excelente, tanto en la elección de los quesos como en la temperatura de servicio, detalle que no siempre se cuida. La carta de vinos es muy interesante. Si ser demasiado larga, sí es bastante más nutrida de lo que estamos acostumbrados por estos lares, con contadas excepciones. Y sobre todo, contiene una gran variedad de vinos, algunos clásicos, pero con predominio de otros modernos; y de muy distintas zonas de España, además algún francés y un rico tokay, que tomamos con el postre. También hay unos cuantos vinos andaluces, otro detalle poco frecuente por desgracia en nuestra hostelería. El servicio está a tono con la calidad que la comida y la bebida. Y es que la pareja Ferrán Polls en la cocina y Lidia Torres en la sala funcionan como un reloj. Lástima que no pueda ir andando. Porque, ya es hora de que lo diga, están en Huércal de Almería. Teléfono 625117020.

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