ESTABA yo todavía trabajando en Eurosport en Madrid porque Diario de Almería por aquellos entonces era sólo un proyecto, y aún recuerdo la cara de tonto que se me quedó mientras oía impotente por radio el robo que Mateu Lahoz nos hacía en el Mediterráneo ante el Xerez. Mira que he visto escándalos, como la expulsión de Cuaresma ante el Orense, aquel 1-6 ante el Ferrol o el penalti cuatro metros fuera del área del Cádiz, precisamente esa misma temporada. De hecho, justo dos partidos antes de que el Almería se enfrentara a los amarillos, el propio Mateu ya se creció ante los rojiblancos en Murcia y nos expulsó a tres jugadores. Por aquellos entonces creía que Mateu nos tenía una tirria que no nos podía ni ver y de ahí sus actuaciones dantescas. Sin embargo, hablando con Juan Andújar Oliver, David Fernández Borbalán y Manolo Méndez Caballero, me convencí de que pocos árbitros cargan su furia personal sobre algún equipo. Algunos hay, pero no es el caso de Mateu Lahoz. El colegiado balear es malo, muy malo, para mí, horrendo. Gustará mucho entre los de su gremio y tendrá una muy buena calificación por parte del Comité Técnico de Árbitros. Pero es uno de esos trencillas que saca de sus casillas a los dos equipos y que, como no podía ser de otra manera, desquicia a los aficionados. Nunca he visto a un jefe que se calle cuando sus empleados hacen las cosas mal. Y él ve las faltas y pasa de pitarlas. ¿Ayudó al Barcelona ante el Sevilla con la expulsión de Medel y la mano no señalada de Thiago? Sí, lo ayudó. Pero no lo hizo premetidamente, sencillamente porque es así de malo y cree que la anarquía es el mejor sistema para favorecer el desarrollo de la vida. Tururú. Es cierto que en España existe una protección bestial con jugadores como Messi o Cristiano, que a mi juicio hay que erradicar. Pero de ahí a no pitar ni una falta y permitir a sabiendas que el juego se va a endurecer, hay un trecho. Dirán lo que quieran los expertos, pero Borbalán es mucho mejor árbitro.