Semana de Pasión

Una semana nos queda para acompañar el dolor de Cristo, un acontecimiento presente y actual, la Pasión no ha acabado

Comenzamos la Semana de Pasión, última semana de la Cuaresma, que nos adentrará al Domingo de Ramos y la Semana Santa para actualizar con sentimientos de conversión espiritual la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús y los dolores de Su Santísima Madre, María Santísima, son días de vísperas gozosas e impacientes, en el que nuestra ciudad va adquiriendo esa fisonomía característica de nuestra Semana Santa entre amores y devociones, emociones y fervores, una perfecta y sugestiva armonía entre el arte y la austeridad que nos ofrecen nuestras Hermandades y Cofradías de penitencia.

Ayer domingo se realizó en el municipal Teatro Apolo, organizado por la Agrupación de Hermandades y Cofradías, el Pregón Oficial de la Semana Santa pronunciado con docto verbo cofrade por Antonio Salmerón Gil, Hermano Mayor de la Real, Ilustre, Concepcionista y Universitaria Cofradía de los Estudiantes, así como, el 1 de abril, dieron comienzo en la Iglesia de Santiago, los actos memorables del 250 aniversario fundacional de la Ilustre Hermandad del Santísimo Sacramento y Nuestra Señora de los Dolores, La Soledad, siendo presidida la solemne Misa de Acción de Gracias por el Obispo diocesano Antonio Gómez Cantero, quien ocupó la Sagrada Cátedra y predicó la Palabra de Dios.

La Semana Santa con su Triduo Pascual es la manifestación de fe de especial sensibilidad espiritual y de pérdida de la noción del tiempo para conmemorar el más grande acto acontecido en la humanidad: la renovación de la Pasión del Señor, que murió en la Cruz por la salvación del mundo.Y, en esta actual tesitura histórica que vivimos, marcada en los últimos años por la angustia vital de nuestro alrededor con ocasión de la guerra de Ucrania, con delitos de Iesa Humanidad, otras guerras y conflictos bélicos que tensionan al prójimo, las graves crisis económicas concatenadas que se ciernen en carestías y precariedades, el declive mundo de la naturaleza, la pandemia sanitaria y una gran oscuridad religiosa, solo nos queda el único camino cierto, caer de rodillas y mirar a lo alto a Dios, porque Él no muere, y así se manifestará entre tantas tinieblas como vértice emocional y exacto en las Estaciones de Penitencia con la aurora divina del Hijo de Dios.

Una semana nos queda para acompañar el dolor de Cristo, un acontecimiento presente y actual, porque la Pasión de Cristo, la Pasión no ha acabado, Cristo - decía Pascal- está en la agonía hasta el fin del mundo. Paz y Bien.

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