Series yonkis

Si algo bueno tiene nuestro país es esa riqueza que encierra en su seno, que nos identifica y nos uneLas series están hechas de sofá y sobremesa, o sofá y noche pero siempre sofá

Yo también he caído en el marasmo sesteante de las series. Las series están hechas de sofá y sobremesa, o sofá y noche pero siempre sofá. Las nuevas cadenas de moda no obsequian con series (en realidad miniseries) multipu-blicitadas que prometen llevarnos al olimpo del entretenimiento al mismo tiempo que conocemos a actores malísimos de los que todos lo sabían todo pero nosotros no sabíamos nada. Esos que salen en el Hormiguero o en la Resistencia para contar sus chorradas y ser alabados por una serie en la que supuestamente han dado el do de pecho. Ves en sus ojos instintivos el mun-do que añoras, los cuerpos, los coches, la tecnología y la vida a la que no puedes aspirar. En su maremágnum te embozas de la amalgama de argu-mentos sin sentido que cogen trozos de argumentos y los unen como en un collage sin sentido. Creen los guionistas que copiar un poco de aquí y un poquito de allá, poner caras jóvenes y sofisticadas en una empresa high tech y juntarlas con actrices maduras descarriadas hace una buena serie. Se jun-tan, hacen meetings, tormentas de ideas, se reúnen con los directivos, pre-sentan las ideas y van retocando y conformando el despropósito que mucha gente va a ver. Y como el emperador desnudo todos dicen que el traje del emperador es muy bonito, que tiene suspense, que tiene erotismo y una tra-ma que nunca termina de concretarse, como en esa película en la que no te enteras de nada y que al final todo es un sueño o cualquier estúpido final. Y todos se esfuerzan en darle sentido, en ver los maravillosos bordados del traje inexistente. El mundo de las altas habitaciones de despachos donde se invierten millones de euros para conseguir un producto con envoltorio per-fecto que no tiene nada dentro. Miden en tramos de share el resultado y ana-lizan en sus altos despachos, se vuelven a reunir con los guionistas, con otros guionistas, la mina del producto para discutir los pormenores de lo que debe ser la siguiente serie. La gente quiere, la gente desea, la tendencia es. A lo mejor es que la gente quiere una buena serie y no cualquier cosa que cueste mucho dinero. Y dónde está eso. Números, cifras, share, resultados, publicidad, tendencias. En el próximo capítulo: cómo hacer una buena serie (o miniserie) con un argumento que ya estaba ahí, gastando el dinero nece-sario, buscando actores desconocidos, puliendo un guion para que sea creí-ble, por ejemplo: Chernobyl.

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