Vivir sin rumbo y sin raíces

Semejante despropósito de ley es argumento más que suficiente para que hubiesen cesado a los responsables

Camino del periodo litúrgico del Adviento, la semana pasada fue ajetreada con las tribulaciones del Ministerio de Igualdad, cuyas consecuencias de una decisión normativa han sido la gota que ha desbordado el vaso de la gobernanza nacional y la gestión pública en la cada vez más invertebrada y plurinacional España.

Tras la aprobación de la Ley del 'solo sí es sí', los agresores sexuales y violadores están pidiendo las rebajas penales e, incluso, en algunos casos, para mayor sufrimiento de las víctimas, los familiares y la sociedad civil en general, pensando en solicitar indemnizaciones al erario público, al bolsillo de todos los españoles, por un funcionamiento anormal de la Administración del Estado.

Semejante despropósito de ley es argumento más que suficiente para que hubiesen cesado a los responsables ideológicos y políticos de tal normativa que ha producido en el ámbito social una mayor incertidumbre en la operatividad de las leyes, especialmente, cuando desde el propio Poder Ejecutivo han insultado con agresividad dialéctica al Poder Judicial de ser "patriarcal" y "machista", cuando lo único que han hecho, es ser desde la profesionalidad, independencia e imparcialidad, fieles cumplidores de la ley publicada en el hoy politizado diario oficial, Boletín Oficial del Estado.

Vivimos sin rumbo y sin raíces. Están en un plan a pecho descubierto de ir hacia el abismo, destruyendo nuestra vetusta nación, la democracia y la convivencia. En 1930, José María Gil-Robles lo dijo con toda claridad: «Media España no se resigna a morir a manos de la otra media». Y en estos días vamos a pasos acelerados a lo que vivimos en aquella década.

Aunque ahora llegan las Navidades y parece ser un tiempo en el que aflora la nostalgia y la melancolía, embriagándonos los sentires del corazón, del alma y la razón, el peligro político es real. Las actuaciones gubernamentales estatales con la impronta de un conglomerado político "disléxico" están empujando a la muerte de la democracia liberal en España, que nos llevará a la práctica en la Carrera de San Jerónimo a reformar la Constitución y con esto a transformar la estructura política e institucional de España.

El objetivo es clarísimo, entre "panem et circenses", la hoja de ruta nos está conduciendo a la convocatoria de un referéndum de autodeterminación pactado en Cataluña, que culminará con la ruptura de España, y de ahí, a una democracia popular, al estilo de algunos países hermanos de Latinoamérica. Paz y Bien.

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