Ni es cielo ni es azul
Avelino Oreiro
Se adelantó el invierno
Empiezan las tormentas para el Ejecutivo. Se acabó lo bueno y vuelve la nube negra con gran carga eléctrica. Tampoco estoy descubriendo nada, todo era de esperar. Incluso Sánchez lo sabe, por eso sus reuniones con su padrino Zapatero y demás para afrontar el nuevo curso político.
El primer objetivo que buscan ahora mismo es tener a los socios contentos y que no tengan queja si sale más basura o informes policiales comprometidos. Como verán, los primeros han sido los de Yolanda Diez. Sánchez salió a la palestra para mostrar su posición con Israel. Bomba de humo para tapar a la exmujer de Ábalos. Así se evita ser primera página de periódico. Por cierto, ni Santiago Segura supera la ficción del exsecretario de Organización del PSOE, Koldo y Cerdán, ¡qué bárbaro! Como les decía, jugada maestra para intentar bajar el suflé y así Sumar tenga algo de protagonismo, tras los malos resultados en las encuestas.
Estos ya están contentos, pero el gran juego será casar a Puigdemont con las ideas de la ministra de Trabajo y su reducción de la jornada laboral. La pelea y disputa será continua y Junts jugará muy bien sus cartas y, por cierto, será, una vez más, el que decida si Sánchez sigue jugando el partido o no. Aunque también les digo que Sánchez seguirá como sea; se ha convertido en una bomba lapa. Llegan días con mucha información verdaderamente bochornosa.
Una de las últimas es ver en el banquillo al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz. Bueno, aquí seguirán con la estrategia de decir los “políticos de la toga”. También se esperan informaciones sobre Armengol o Ángel Víctor Torres. Eso será coser y cantar para ellos. Lo malo aquí es que el amado líder empiece a ser salpicado. Les hablo de ZP, muchos rumores e informaciones muy comprometidas que van a ponerle muy nervioso.
En resumidas cuentas, se taparán muchas cosas con nuevos anuncios para seguir alzando su electorado y metiendo el miedo de que no puede dejarlo porque llega la ultraderecha. Lo triste es que, con todos los programas y entrevistas sobre la trama del exministro de Transportes e informaciones, da igual, nada nos deja alucinados. Eso lo ha conseguido Moncloa: conseguir que estemos en un estado anestesiado.
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