Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La conversión de Pedro
Cuando me fui a Granada a estudiar descubrí el café del Goya de la Plaza de la Trinidad y sus tostadas hechas con mantequilla Puleva que te las ponían con la mantequilla ya untada. Los dos artículos eran un goce sublime.
Luego las cosas cambiaron y con la excusa de la higiene hicieron que despacharan el pan sólo y los aditamentos por otra parte y en envases monodosis cerrados. Y hoy acabo de leer que, para evitar los envases de plástico de las monodosis “todo lo individual dejará de existir”.
Lo entrecomillado es lo que me preocupa, pues parece que lo ha escrito un nostálgico “de lo colectivo” o alguien ue está libre de pensar o de trabajar en cosas de provecho para Europa. Ya verás si a este paso no terminan desapareciendo los cafés, el rato de conversación, el poder tener un rato de relajo fuera del trabajo para criticar al jefe sin miedo a que te escuche ningún chivato y nos convertimos, sobre todo los PIGS, en países tristes.
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