Anestesiado por la fruta

17 de septiembre 2025 - 03:08

Como bien sabrán, y alguna madre o abuela les habrá dicho, los extremos nunca fueron buenos. Por desgracia, ahora lo vemos cada día más en nuestra política y nuestra sociedad. El problema no hemos sido nosotros; los políticos han conseguido transmitir esa polarización que ahora vemos cada día en las calles. De hecho, a ellos les interesa que la ciudadanía esté rabiando y diciéndose “facha” o “sanchista”. Lo malo es que en el periodismo se refleja lo mismo. Lo ocurrido el otro día en la Vuelta de España es un ejemplo y de esto se ha aprovechado Sánchez, pero también el señor Feijóo.

Hablando de este último, el presidente del PP, su discurso ha cambiado. Es decir, y para que me entiendan, el ‘ayusismo’ le ha poseido. Su discurso ha cambiado mucho; ahora le preocupa arriesgar su argumentario para ser más duro con el presidente del Gobierno. Todo eso viene por el miedo que en Génova se respira. El primer temor es que Sánchez tiene todo bien atado hasta el 2027, pero lo que realmente le preocupa es Vox. Según las encuestas, el partido de Santiago Abascal sigue creciendo. Y lo sigue haciendo por lo que les contaba de esta sociedad polarizada. Por eso mismo, el señor Feijóo ahora no se corta en soltar algún ‘zas ayusista’ como el de la fruta, todo para ver si despierta al electorado. Lo que no sabe es que si actúa como los de Vox, igual el voto también se va para ellos.

El Partido Popular vive una situación un poco descolocada, no sabe por dónde atacar y, si lo hace, llega tarde y mal. De hecho, no tiene un discurso centrado y cada uno suelta lo que quiere. Algo que Moncloa tiene muy bien atados a los ministros y saben, como papagayos, lo que responder.

Feijóo se ha unido al carro del diálogo tenso y bronco, algo que al señor Sánchez le viene perfecto para así sentenciar su estrategia del miedo a que llega “la ultraderecha”. El señor Feijóo, no cae que discrepar en temas como lo de Gaza es absurdo y eso enciende más a los votantes de Ferraz y a los de Abascal. En definitiva, si entras en el juego sucio se puede volver en tu contra y hacer que el los rivales salgan beneficiados.

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