El cinismo de Montoro

Un extraño ramalazo de nostalgia me hizo volver a la lectura de unos viejos artículos que publiqué en este mismo periódico. Eran los primeros y se remontan a 2013. Me llamó la atención uno en concreto titulado ¿¡Qué país!? Y cuando lo vuelvo a leer rememoro los hechos, la situación en España, y las decisiones de política económica que se estaban tomando. Eran los primeros meses del segundo mandato de Cristóbal Montoro como Ministro de Hacienda. En ese artículo hice una primera evaluación de aquellas lamentables medidas que recogían una serie de recortes que hicieron mucho daño a muchas personas, a casi todas las personas de este país. Nos las vendieron como las decisiones necesarias para levantar a una España muy deprimida. Había llegado a esa situación “soñada” por el ministro cuando dijo “dejad que hundan a España que nosotros (el PP) la levantaremos” sobre nuevos cimientos. Criticando esas medidas hacía yo la siguiente consideración: “¿Qué es lo que está rellenando esos cimientos? La miseria de tantas y tantas personas que se están viendo despojadas del trabajo, de su casa (…). Es como si en los cimientos estuvieran arrojando cadáveres, y con esos cadáveres estuvieran taponando los huecos”. Me expresaba así pensando solo en aquellos recortes. Porque ingenuamente (como buen ignorante) creía que eso era todo. Pero no: es ahora cuando vemos la crueldad del ministro. Porque los escalones para superar la situación de postración de los que hablaba yo en aquel artículo eran incrementar los beneficios de muchas grandes sociedades a las que liberaba de pagar muchos impuestos que hubieran supuesto mitigar buena parte de los déficits del estado. Pero él, cínicamente, en algunas de sus intervenciones en el Congreso hablaba solamente de la necesidad de los recortes como la única medida absolutamente necesaria para salir de la crisis. Y el cinismo llega a su máxima expresión cuando, a la luz de los informes de los Mossos, las modificaciones hechas a la Ley de Presupuestos se hicieron a cambio de recibir ingentes sumas de dinero a través de cierto despacho de abogados que había sido fundado por Montoro. No creo que necesite aclarar nada. Pero es tremenda la gravedad de la situación que generó ese economista. Tomando como subterfugio que el país estaba hundido, condena a la miseria a los ciudadanos al tiempo que enriquece a los “suyos” y, por supuesto, a él mismo.