El complot de Prats de Molló

09 de septiembre 2023 - 00:00

El once de septiembre es el Día de Cataluña o simplemente Diada, que es la fiesta oficial de esta Comunidad Autónoma con la que conmemora la toma de Barcelona tal día de 1714 por las tropas del Rey Felipe V durante nuestra Guerra de Sucesión. Una derrota militar en una guerra por la sucesión al trono de nuestra Monarquía que nada tuvo que ver con movimientos independentistas, pero que al cabo de estos siglos los grupos independentistas catalanes la han convertido en una victoria política para sus fines. Es significativo cómo han sabido gestionar las derrotas en el campo de batalla (aunque no fuera con ellos) de tal manera que las han convertido en victorias políticas (avances en lo económico, en lo social, en lo político,….).

Como así ocurrió con el fracaso del llamado Complot de Prats de Molló, cuya motivación tuvo su origen en la política anti-catalanista que el General Primo de Rivera adoptó nada más llegar al poder tras el golpe de Estado que encabezó en Barcelona el 13 de septiembre de 1923, siendo Capitán General de Cataluña, y que supuso una amarga decepción para el catalanismo conservador que había confiado en el espíritu regionalista del nuevo gobernante, viéndose abocado a una actitud de creciente oposición, aunque pacifica, a la Dictadura. Por su parte, el nacionalismo radical optó por la vía de la insurrección separatista, pero la dificultad de encontrar recursos y apoyos fue posponiendo sine die la revuelta. Sin embargo, en noviembre de 1926 el Teniente Coronel Retirado Francesc Maciá, dirigente de la organización nacionalista Estat Cátala, y exiliado en Francia desde el golpe de Estado de Primo de Rivera, decidió por propia iniciativa pasar a la acción poniendo en marcha el plan que llevaba tiempo preparando: una fuerza de algo más de un centenar de voluntarios armados que se infiltrarían a través de los Pirineos por dos itinerarios diferentes para converger en la localidad gerundense de Olot, ocuparla y provocar un levantamiento popular que culminaría con la proclamación de la República de Cataluña. Pero Macíá y su reducido grupo de insurrectos, mal pertrechados y pésimamente organizados, no llegaron siquiera a cruzar la frontera, ya que la policía francesa abortó esta acción armada antes de que pudiesen iniciarla, capturando a todos los implicados, entre ellos al propio Maciá que fue detenido en el pequeño pueblo del Pirineo francés Prats-de-Molló-la-Preste. Precisamente esta fallida acción armada ha pasado a la historia con el nombre de esta localidad.

Hay que tener en cuenta el contexto internacional del momento para entender por qué razón el incidente no fue aireado ni por los franceses ni por nosotros sino que, por el contrario, se trató de silenciar y de limitar su alcance. De hecho, los insurrectos fueron juzgados únicamente por tenencia ilícita de armas y condenados a penas muy leves, de dos meses de cárcel a lo sumo, y una multa de 100 francos; como todos habían estado en prisión preventiva más tiempo que el que estipulaba la sentencia, fueron inmediatamente puestos en libertad, aunque se les obligó a abandonar Francia.

Esta abortada operación armada tuvo una enorme repercusión mediática, haciéndose eco los principales rotativos del planeta, convirtiendo el fracaso de esta acción en una victoria política al consagrar a Maciá como el libertador catalán, que al cumplir su condena, se estableció en Bruselas. Hoy en día la casa que alquiló Maciá en la localidad Prats-de-Molló-la-Preste para establecer su puesto de mando y coordinar desde ella la acción armada, y donde fue detenido, ha sido convertida por el independentismo catalán en el “Centro de Interpretación de la Resistencia Catalana”, y en cuyo libro de visitas el golpista prófugo Puigdemont ha escrito estas palabras: “para todos los catalanes, la referencia de Macià y Prats de Molló es la referencia de la lucha del pueblo catalán por su libertad”. Esta casa ha sido convertida en un lugar de memoria de una narrativa histórica nacional catalana. Llevar a cabo en la actualidad una acción similar al intento del complot de Prats de Molló por parte del independentismo catalán es impensable, no le es necesario. Le es mucho más rentable, como estamos viendo, recurrir a acciones como el golpe de “guante blanco” llevado a cabo en 2017, un golpe desde las mismas instituciones que controlan, y desde donde van transformando la sociedad catalana de acuerdo a sus intereses a través de la educación de las nuevas generaciones.

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