Cambio de sentido
Carmen Camacho
Plácido
Cada vez que paso por el Paseo o la Puerta Purchena oigo los mismos comentarios de la gente. Las mismas críticas. Los almerienses seguimos siendo un poco catetos, ya se sabe, y en esto no podíamos ser menos. Que si mucho jardín, que si la fuente no es una fuente, que si para esto tanto tiempo con el tráfico cortado, que si las tiendas y los cafés están perdiendo ventas… Somos todos entendidos en todo y respondemos a aquel viejo tópico de estar dos trabajando y siete “ingenieros” mirando y criticando a los que trabajan. Así que lo digo ya: el Paseo y la Puerta Purchena se están quedando de p… madre. Que podría haber sido mejor, por supuesto. Pero lo que se va viendo en el tramo de Paseo ya abierto y lo que van haciendo en la Puerta de Purchena mejoran mucho, muchísimo, su estado anterior. Hacerlos peatonales es una vieja aspiración y va a revolucionar, lo está haciendo ya, la forma de “vivir” esta zona tan céntrica y entrañable de la ciudad.
La peatonalización va a ser buena para los comercios y la hostelería, va a ser buena para la convivencia ciudadana –que buena falta le hace– y va a potenciar la relación de los almerienses con lo que aún queda de su casco histórico después del urbanismo salvaje de las últimas décadas. El casco histórico está perdido, hay que reconocerlo, su recuperación es ya imposible, la industria de la construcción se ha cebado con él, pero aún queda algo de su encanto y este nuevo Paseo, esta nueva Puerta Purchena, pueden contribuir a revalorizarlo en nuestro acervo cultural.
No soy del PP ni de ningún otro partido, no tengo intereses en la zona. Pero por encima de que la fuente de la primera plaza de la capital no sea una fuente, sino un géiser –ya veremos si un verdadero géiser o solo un chorro de agua para arriba–, de que sirva para el baño de las palomas… o de los borrachos en nochevieja, de que las procesiones puedan o no puedan pasar como Dios manda, de que los parterres de ornamentales sean demasiados… por encima de todo eso, el Paseo no va a tener nada que ver con aquella avenida de tráfico ya escaso y falta de gente que hacía huir los comercios a otras calles más propicias y presentaba cada vez más locales vacíos. Y esa es otra: el encarecimiento de los alquileres. O los precios siderales de las viviendas. Pero esto atañe no solo al Paseo, sino a toda la ciudad. Cabría preguntar por el refugio, eso sí.
FELIZ NAVIDAD a todos.
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