Conversaciones intespectivas

17 de julio 2025 - 03:07

Me ha dado últimamente por recurrir a El Quijote al escribir estos artículos. Hoy mpiezo con una cita: “Dijo el Bachiller Sansón Carrasco: Es grandísimo el riesgo a que se pone el que imprime un libro, siendo de toda imposibilidad imposible componerle tal, que satisfaga y contente a todos los que le leyeren”. Es una advertencia que habrá tenido en cuenta mi amigo Jesús, filósofo y teologo muy competente. Porque sus libros (ya he comentado en esta sección unos cuatro) no suelen dejar indiferente al que los lee. Este último que paso ahora a comentar quizá sea el que más sarpullido pueda levantar. Él tiene sus propias ideas en torno a lo que debería ser la Iglesia y chocan frontalmente con lo que observa. Utilizando un truco difícilmente comprensible, en este libro, Conversaciones con Jesús de Nazaret1, utiliza como recurso para afianzar sus posturas la licencia literaria de inventarse unos encuentros sin explicación con la persona Jesús de Nazaret al que suplanta. Habla con él (¿quién es “él”?) a lo largo de varios días sobre muchos temas casi todos polémicos. Entrando en el contenido del libro yo distinguiría tres niveles. Por una parte, las introducciones a modo de relato novelesco. Son plenamente prescindibles, y se pueden saltar sin que se deteriore el contenido. Por otra parte, encontramos algunos capítulos o apartados (qué sea Dios, o la inmortalidad y la vida futura) que tienen presupuestos de fe y que son ampliamente controvertidos (intercambié varios correos con el autor sobre el primer capítulo manifestándole mi desacuerdo); no voy a entrar ahora. En un tercer plano encontramos las cuestiones que más pueden afectar a los seguidores de la Iglesia Católica por cuanto el autor manifiesta claramente su desacuerdo con la doctrina oficial. En este campo sí que me gustaría entrar. Debo decir que consideradas esas cuestiones desde una perspectiva racional, cosa que no pasaba con las del segundo plano, muestro mi acuerdo con Jesús F.Bedmar. Temas como la sexualidad o la homosexualidad, las riquezas de la Iglesia, o la situación de la mujer, todos ellos son tratados desde una perspectiva humana, alejada de dogmas añejos y que suponen un revolcón a todas las doctrinas oficiales. Muy confusa es, sin embargo, la explicación que da al problema del mal en el mundo o a la cuestión de por qué fue crucificado Jesucristo. Al tomar postura sobre estas cuestiones corre el riesgo del que habla Sansón Carrasco.

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