Cuidarse para cuidar

29 de septiembre 2025 - 03:10

En el corazón de cada hogar, en la médula de cada empresa, en la esencia de cada comunidad, hay mujeres que sostienen, acompañan, lideran y cuidan. Pero ¿quién cuida de ellas?

La salud emocional de la mujer no es un lujo ni una moda pasajera. Es una necesidad vital, un pilar que sostiene su bienestar y, por extensión, el de quienes la rodean. En un mundo que celebra la autosuficiencia, hablar de vulnerabilidad parece incómodo. Sin embargo, como recuerda Isabel Sánchez en su obra Cuidarnos, solo cuando aceptamos nuestra fragilidad podemos cuidarnos de verdad.

El día a día de muchas mujeres transcurre entre responsabilidades múltiples: trabajo, familia, compromisos sociales, cuidados a mayores o hijos, y una exigencia constante de estar disponibles, resolutivas y emocionalmente estables. Esta carga invisible puede derivar en estrés crónico, ansiedad o agotamiento si no se gestiona adecuadamente.

Cuidarse es mucho más que seguir rutinas de bienestar. Es reconectar con lo esencial: respirar con conciencia, regalarse pausas sin culpa, aprender a decir “no” como forma de respeto a una misma. Es apagar el móvil para encender el alma, buscar el silencio para escuchar lo que el cuerpo y el corazón necesitan decir.

También implica cultivar vínculos: reservar tiempo para una amiga que sufre, visitar a un padre anciano, pedir ayuda profesional cuando la carga emocional pesa demasiado. Porque el bienestar no nace del aislamiento, sino del vínculo. En España, una de cada cinco personas tiene más de 65 años, y para 2050 esa cifra rozará el 30 %. Este envejecimiento poblacional exige una mirada más humana hacia la vejez: verla como etapa valiosa que necesita comunidad, no soledad.

Las mujeres conocen bien esta tensión entre independencia y entrega. Han sostenido durante siglos el cuidado familiar mientras se les exige éxito profesional y autonomía plena. Por eso, cuidarse no es egoísmo, es inteligencia emocional. Es entender que para sostener, primero hay que sostenerse. Que para cuidar, primero hay que cuidarse.

Una mujer que se cuida no se escapa del mundo: se prepara para transformarlo.

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