La esquina
José Aguilar
Por qué Sánchez demora su caída
La celebración de cumbres y conferencias internacionales, como la IV de la ONU sobre Financiación para el Desarrollo, que concluyó ayer en Sevilla, anticipada la canícula por una ola de calor extremo, es buena muestra a propósito de la aparatosidad. Ciertamente, la reunión de un muy alto número de mandatarios de buena parte del mundo trae de suyo una casi consustancial ostentación. Y la celebración es insustituible para buscar oportunidades e intereses de distinta naturaleza en su transcurso. Cuestión distinta es que las deliberaciones o los acuerdos adoptados tomen forma y se materialicen en las medidas y actuaciones necesarias. Además, a la vez que estas convenciones señaladas, tiene lugar el curso paralelo, o alternativo, de otras jornadas con entidades o instancias que deliberan o manifiestan asimismo sus posicionamientos y reivindicaciones. En definitiva, una grandilocuente, además de aparatosa, pomposidad en la que, además, no faltan las anécdotas, como la del rey, monarca absoluto, de la antigua Suazilandia, ahora Esuatini, que pareció pedir la instalación de un trono en el hotel donde se hospedó.
No debe considerarse, por otra parte, que el efecto más directo de estos encuentros internacionales sea la promoción y el beneficio económico de la ciudad en que se celebran -numerosas molestias aparte para sus vecinos-, pero generalmente es así y, concluidos, el balance más contante y sonante es el de efecto económico inducido por su celebración. Puesto que se suceden ruedas de prensa y comparecencias de los dignatarios participantes, es también habitual que el objeto de la convención desplace otros asuntos de la actualidad, particularmente de la nación anfitriona, salvo que en esta se den situaciones de bastante alcance y, entonces, el efecto sea el contrario. Sin necesidad de una elaborada demoscopia, puede aventurarse que el común de la ciudadanía solo tiene ligeras nociones sobre la financiación del desarrollo sostenible y la Agenda 2030, que ha sido el objeto de la Conferencia celebrada, y de esta habrán llamado más la atención los aspectos complementarios -recepciones, visitas, actividades informales, anécdotas, diatribas que no faltan- que los sustantivos. La ONU, sin embargo, ha celebrado su Conferencia, las declaraciones y conclusiones expresan muy convenientes propósitos -las más de las veces inalcanzables- y hasta parecerá que se cuenta con una gobernanza mundial efectiva.
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