El desembarco de Alhucemas

25 de agosto 2025 - 03:10

El desembarco de Alhucemas: la gesta heroica, una gesta brillante, una gesta única en el mundo que se estudia en todos las academias militares, pero en España que estamos a la vuelta de la esquina de celebrar su centenario de esta gesta, el Gobierno español la silencia, dejándola en el ostracismo de la Historia esta efeméride del día 8 de septiembre de 1925, tan heroica como el 2 de mayo de 1808 contra el ejército de Napoleón Bonaparte. Y todo ello, a pesar de lo que se recoge en el Real Decreto 96/2009, de 6 de febrero, por el que se aprueban las Reales Ordenanzas de las Fuerzas Armadas, en cuyo artículo 21, dispone, respecto a la tradición militar en los Ejércitos, que: Los miembros de las Fuerzas Armadas se sentirán herederos y depositarios de la tradición militar española. El homenaje a los héroes que la forjaron y a todos los que entregaron su vida por España es un deber de gratitud y un motivo de estímulo para la continuación de su obra. El desembargo de Alhucemas, que posteriormente sirvió para el desembarco de Normandía, queda en aguas de borrajas. Todo nuestro heroísmo, el heroísmo de nuestros antepasados, las gestas de los españoles quedan ninguneadas, quedan ocultas, quedan silenciadas, por políticos que no aman a España, por políticos que están traicionando a su país, que están rompiendo a la Patria, a España, pactando con aquellos que quieren dividirla, que quieren fraccionarla, que quieren destruirla, y es esta la realidad. Como nos dice el escritor y coronel Pedro Baños (DEM) “ya basta de eufemismos, ya basta de medias tintas, ya basta de ocultar la verdad. Todos los que nos sentimos españoles, queremos la unidad, queremos lo mejor para todos y cada uno de los españoles, para el conjunto de España, no podemos permanecer callados, no podemos permanecer en silencio ni un minuto más”. Nuestros militares, personas honradas, que lo dan todo por España, que lo dan todo tras el juramento sacrosanto ante la Bandera Nacional en un Patio de Armas, de dar hasta la última gota de su sangre por España, mereciendo todo nuestro respeto y el mayor de los respectos y no ser olvidados por quienes dirigen la gobernanza y gestión pública en el gobierno de la Nación por ser un deber institucional el reconocer los actos de heroísmo para que haya continuidad a esa obra y no hacer lo contrario, fomentando a los antihéroes, que son aquellos que quieren fomentar, destruir, dividir en vez de unificar, el proyecto común de España y de la Hispanidad.

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