Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La conversión de Pedro
Mi amigo estaba en Madrid y sacó un billete de tren para Almería, con salida desde Chamartín. Llegó con la hora justa donde la asistencia y sin el billete. Solamente llevaba el número del localizador del mismo. Se traga la primera regañeta por parte de la asistencia, que lo lleva en la silla de ruedas como si ésta fuera o fuese turbo alimentada, y sin decirle nada para y le dice espere aquí un momento. Mi amigo, que no pierde la sorna, le dice, ¿dónde piensa Vd. que me voy a ir como está esto de obreros, técnicos, ayudantes, oficiales y caminos provisionales? Segunda regañeta.
Aparece la conductora de la silla y le dice, aquí tiene Vd. su billete de ida y el de vuelta, a ver si también los pierde. ¡Así se hacen las cosas! Primer agradecimiento.
Lo transporta como si la silla fuera turboalimentada, llegan a tiempo y en la espera para pasar al andén, le recuerda que lo de ir sin billete a subirse en un tren no es muy lógico. Abren el acceso y llegan rápido al vagón de mi amigo. Allí lo deja, no sin antes recordarle lo de los billetes. Según mi amigo: un encanto de empleada e increíble cómo se conocía los atajos. Mi amigo intenta darle las gracias y ella se hace la esquiva. Lo dicho, una persona con categoría humana y profesionalmente.
Como iban rápido, a mi amigo le quedó tiempo para salir a echarse un “pitillito”, y en la puerta del tren se encuentra con otra empleada que le va diciendo a cada pasajero aquello de: “el siguiente vagón no, el otro y expresiones semejantes”. En un momento de tranquilidad comienza a hablar con mi amigo y le dice, “pues no me veas cómo estamos desde que nos cambiaron de contrata: nos han perjudicado económicamente, y la gente dice que como la mayoritaria es UGT, pues no les mete prisa para que no sé qué cuestiones. Esto es un desastre”. Igual mi amigo se tropezó con una empleada descontenta por no sé qué razón. Como es normal, llegaron a Almería con su “retrasico” de rigor, pero al menos hay que agradecerles que no dijeran por megafonía, lo que antes decían en Iberia durante el aterrizaje: “esperamos que el viaje haya sido de su agrado y volver a verles pronto”.
A la vuelta de Almería, mi amigo se llevó una sorpresa que lo dejó “pasmao” que decía el Guerra: no sé qué empleada/o de Renfe les informó dónde podían poner una reclamación por haber salido tarde de Huércal.
Por lo visto, son unos viajes en los que no te aburres.
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