Diferente trato del islam

12 de agosto 2025 - 03:07

Por mucho que se empeñe, pierde el tiempo el PP si trata de desvincular de la iniciativa de VOX, el acuerdo adoptado en el ayuntamiento de Jumilla, para impedir que los inmigrantes musulmanes continúen celebrando fiestas religiosas en establecimientos deportivos. La moción presentada por VOX hace alusión con absoluta claridad a la religión islámica. En dicha moción aparece: “Sobre la defensa de los usos y costumbres del pueblo español frente a las prácticas culturales foráneas, como la fiesta del cordero” y en la exposición de motivos propone la prohibición de celebraciones musulmanas. Una vez que ha sido aprobada, la alcaldesa de Jumilla trata de justificar su apoyo a la moción de VOX, con la excusa de que sólo pretende que los campos deportivos sean utilizados únicamente para hacer deporte. Palabras huecas. Ante los devaneos del PP, tratando de convencer al personal de que no se trata de impedir que los musulmanes celebren sus fiestas religiosas, VOX les acusa de ser la derechita cobarde. Así están las cosas. Dicho esto, por la parte que me toca, considero que sacar a relucir en estos tiempos la defensa de una España católica, apostólica y romana, se debe más a la lucha de la ultraderecha contra los inmigrantes, que contra el islamismo propiamente dicho. Cuando son los árabes que han venido a trabajar, quienes tratan de celebrar ceremonias religiosas, hay que ponerles trabas. Pero si se trata de personajes de alto rango que vienen a veranear a la Costa del Sol, la cosa cambia. La Mezquita del Rey Fahd es un templo islámico que fue construido en Marbella en 1985 para uso exclusivo de la familia real saudí. No creo que, si algún día el PP gobierna con el apoyo de VOX, se vea en la necesidad de impedir celebraciones religiosas a la familia real saudí en la mezquita de Marbella, porque Santiago Abascal lo imponga en defensa de nuestras culturas y tradiciones. Ni la derechita cobarde, ni la derecha valiente pondrían pegas para que ilustres magrebís recen mirando a la meca. Un árabe que se juegue la vida en una patera para venir a trabajar en un invernadero puede ser asaltado en la playa por un patriota, pero un príncipe árabe que desembarque de un lujoso yate en el puerto de Banús, es recibido con palmas y olivos.

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