La ciudad y los días
Carlos Colón
Vuelve la nunca ausente
Un año más, las imágenes se repiten: decenas de mayores haciendo cola desde la madrugada —algunos incluso desde el día anterior— para conseguir una plaza en el programa de actividades del Patronato Municipal de Deportes. Lo que debería ser un servicio público accesible se ha convertido en una carrera de fondo.
La falta de plazas y la desorganización del Ayuntamiento han dejado a muchos usuarios sin posibilidad de practicar unas actividades que resultan esenciales para su salud física y emocional. ¿Cómo es posible que, en una ciudad como Almería, en pleno siglo XXI, se obligue a personas mayores a dormir en colchonetas frente a una institución pública para optar a unas clases de natación?
La respuesta está en la gestión. El cierre de instalaciones municipales, como las piscinas de Costacabana y la del Pabellón Jairo Ruiz, ha reducido drásticamente la oferta de plazas, a consecuencia de años de abandono por parte del PP, cuyos mandatarios presumen de cuidar a los mayores mientras los condenan a soportar situaciones como ésta.
Pero el agravio no es sólo la espera. También es económico. A la subida del IBI, el agua, las tasas de cementerios y la basura, ahora se suma la del uso de las instalaciones municipales, que se ha multiplicado en un porcentaje escandaloso. Así, el precio de las actividades deportivas para mayores ha pasado de 10 a 30 euros, una subida abusiva, que en nada se justifica y que se ceba de manera especial con quienes más lo necesitan y lo tienen más difícil para llegar a fin de mes.
Pero este episodio no es aislado. Es el reflejo de una política que margina a los mayores, que los invisibiliza tras discursos vacíos y fotos de campaña. Cuidar a nuestros mayores no debería ser un eslogan, ni limitarse a un almuerzo de Feria en la caseta municipal, sino una prioridad que debería aplicarse de forma transversal en todas las áreas del Ayuntamiento. Agilizar los trámites para que consigan ayuda a domicilio, garantizar espacios públicos sin obstáculos, con bancos y zonas de sombra, y proporcionarles actividades de ocio son asuntos en los que hay mucho que mejorar. Y lo mínimo es garantizarles acceso digno a los servicios públicos.
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