Ética del poder
Espíritu precuaresmal
Estamos en la antesala de la llegada de la Cuaresma, y los actos y actividades de las Hermandades y Cofradías de penitencia están celebrándose con gran asistencia de cofrades y feligreses en las sedes canónicas en donde se encuentran al culto público los Titulares de estas congregaciones pasionistas.
Cada día, desde otro angular al que había coexistido, estoy más convencido de la labor de apostolado que realizan nuestras cofradías y hermandades en el seno de las comunidades parroquiales y en la Iglesia diocesana, al afirmar fuertemente nuestra fe en Jesucristo, porque cuando la fe en Dios verdadero se debilita surgen los falsos dioses que acaban por tiranizar a las personas.
Los cofrades sabemos que el espíritu pre cuaresmal, que tendrá su continuidad con la Cuaresma y su más expresión más sensible en la liturgia de la Semana Santa, afila su perfil acético de entrega y de manifestación, en la realidad mística de estos días, con ascetismo sobrenatural, con reflexión y meditación que haga más vibrante y más exquisita la vida en Gracia.
Nuestras Estaciones de Penitencia son acción y no espectáculo. Acción, en primer lugar de Cristo, que resume y reasume el misterio de la Salvación. Y acción estructurada en sus elementos humanos, el obispo, sacerdotes, diáconos, seminaristas y el pueblo, y dentro del éste, los cofrades revestidos de hábito nazareno, costaleros, mantillas, acólitos, y demás participantes, para reactualizar y revivir plenamente nuestra fe, sin olvidarnos de los más necesitados, los enfermos, los pobres, los humildes.
La fe en Dios, el amor a Cristo, el respecto por los sacramentos, la lealtad a la Iglesia, la acción social, la devoción y el fervor a la Virgen María, definen el auténtico catolicismo popular, el de los cofrades, que haciéndonos “Cirineos” y “Verónicas” es una de las formas de poder participar de la Sangre Redentora del Calvario ante una Humanidad sonámbula que ha olvidado su destino. He presenciado algunas de las primeras “levantás” de pasos, han sido un cúmulo inmenso de almas fervorosas, en las que no cabía ni un alfiler, una gran labor pastoral de las cofradías bajo la dirección espiritual de sus consiliarios sacerdotes. ¡Excelente apostolado! Las cofradías, grupos católicos misioneros en comunidad orante, que en nuestros entornos, del día a día, están decididos a transmitir que la Verdad, la única Verdad, empape los entresijos de nuestras vidas. Paz y Bien.
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