Falta un partido de centro derecha

Si analizamos lo sucedido desde que tenemos derecho a elegir a nuestros representantes políticos, hay un gran sector de la población con una ideología de centroderecha. Se demostró cuando en las primeras elecciones democráticas una federación de siete asociaciones encabezadas por exministros franquistas, denominada Alianza Popular, liderada por Manuel Fraga Iribarne, presentó su candidatura para formar gobierno y fracasó en el intento. Quien obtuvo una mayoría de votos fue la UCD, un partido que se declaró de centroderecha, presidido por Adolfo Suárez que fue elegido presidente del Gobierno. Las luchas internas acabaron con dicho partido y sus votantes se quedaron sin representación. Hubo socialdemócratas que optaron por el PSOE y conservadores moderados que se decidieron por el PP, un partido que sustituyó a AP con una pretensión de alejarse del franquismo, pero con Manuel Fraga llevando la batuta y en cuyas filas permanecen voces que no se diferencian de las que pronunciaban sus antecesores. Durante un tiempo los partidarios de un centro derecha no tuvieron un partido con el que se identificasen plenamente y votasen con absoluta convicción. Se demostró cuando apareció Ciudadanos que consiguió atraer el voto de muchos españoles que vieron la oportunidad de implantar en nuestro país un partido de centroderecha. Ciudadanos tuvo su origen en Cataluña donde en las elecciones de 2017 Inés Arrimadas, obtuvo una mayoría de votos. Y en las elecciones generales de 2019, con Albert Ribera al frente, se convierte en el tercer partido más votado con 57 escaños, a poca distancia del PP. Poco duró la alegría, Albert Ribera despreciando el ofrecimiento que le hizo Pedro Sánchez para formar un gobierno de coalición, e Inés Arrimada abandonando la comunidad donde había ganado la batalla a los nacionalistas, demostraron su incapacidad para consolidar un partido de centroderecha con posibilidades de gobernar España. No tengo la menor duda de que hay muchos españoles de centroderecha a los que no les gusta la fruta y sería una garantía para todos que hubiese un partido que los representara con el que, llegado el caso, el PSOE pudiese adoptar acuerdos de gobierno. Pero un partido al que le gusta la fruta solo puede gobernar con VOX.