OPINIÓN | Luces y razones
Antonio Montero Alcaide
Las cosas del querer
La guerra ha sido, es y será siempre motivo de interés. La guerra, es decir, la historia. Si no pregúntenselo a Olivier Wieviorka y su reciente libro la historia total de la segunda guerra mundial. Compilando, revisando, revisionando, opinando, este autor se marca un tochazo de libro fácil de leer frente a miles de sesudos y parciales libros existentes. La parte más rara de este libro es la dedicada a Rommel, el brillante primero general y luego mariscal, protagonista de una épica guerra del desierto, en el norte de África, escenario que, según él, poco tuvo que ver en el desarrollo de la guerra. Extrañamente le llama nazi convencido y ambicioso, es decir algo que no tiene nada que ver con todo lo definido minuciosamente en la quincena larga de libros que hay sobre el personaje, escritos por especialistas, él mismo, oficiales que estuvieron a su mando y autores varios. Cierto es que la figura de Rommel ha sido fruto de una mitificación regresiva, quitándole importancia al mismo tiempo que se le ha intentado poner a ras del suelo e incluso por debajo de este, pero nadie le puede quitar ya la bibliografía, la filmografía (es el oficial de la segunda guerra mundial que más se le representa en películas) ocupando esta guerra secundaria del desierto una parte importante del libro. Sin embargo a Patton apenas lo menciona. Patton es más que un general, una película. Sin la famosa película, ciertamente brillante, por cierto, Patton no sería nada más que un general peculiar de la segunda guerra mundial. Olivier no descubre demasiadas cosas, se limita a resumir lo ya sabido y además con no pocos errores tipográficos. Midway y los pormenores que decidieron la batalla y posteriormente la guerra. Lo de averiguar los planes de los japoneses con una trampa infantil, lo de cambiar de decisión y volver a cambiar del almirante japonés. Stalingrado, por ejemplo, tiene un resumen aún más simplón, básicamente lo que ya se sabe aunque insiste en lo que no se supo aprovechar por parte de ambos bandos, sobre todo el alemán. Pasa por todos los temas solo de puntillas, lógico dado la amplitud del tema ya que trata toda la segunda guerra de pe a pa. Tratando de echar mitos por tierra y quitando épicas de en medio, sin conseguirlo, al fin y al cabo es un libro ameno. Tenía que haberlo titulado la segunda guerra mundial para dummies, simples, veraneantes, e incluso curiosos primerizos.
También te puede interesar
OPINIÓN | Luces y razones
Antonio Montero Alcaide
Las cosas del querer
En tránsito
Eduardo Jordá
¿Tú también, Bruto?
Un relato woke de la extrema izquierda
La ciudad y los días
Carlos Colón
Lo único importante es usted
Lo último